Se trata de un caso extraordinario que comenzó a las 8.00 horas de este domingo durante el recuento de presos en la prisión asturiana. «Los funcionarios, al ver al preso cinótico, azul, alertaron a los servicios médicos», relata un funcionario de prisiones a Europa Press. «Todas las señales apuntaban a que el recluso estaba muerto», añade.
El funcionario alerto a dos médicos de la cárcel. Los facultativos, que forman parte de la plantilla de la prisión, examinaron al preso y certificaron que presentaba «signos clínicos de muerte», según detallan desde Instituciones Penitenciarias, que defiende que el protocolo aplicado por parte de los trabajadores de Villabona ha sido el correcto.
Tras la valoración médica inicial se personaron en el centro penitenciario el juez de guardia, la Policía judicial y la médico forense, que fue la encargada de certificar oficialmente el fallecimiento, ordenando el traslado del cuerpo al Instituto Anatómico Forense. Además, se dio aviso a la familia de Gabriel Montoya Jiménez.
Una vez en el Anatómico, el personal de guardia comenzó a escuchar ruidos similares a ronquidos y comprobaron que el recluso se movía. Tras la sorpresa causada entre los trabajadores, el preso fue trasladado al Hospital Universitario Central de Asturias, en donde ingresó en la UCI.
Instituciones Penitenciarias se encuentra ahora «a la espera de la valoración clínica» del Anatómico Forense y del equipo médico para decidir si es preciso la apertura de una investigación sobre el caso, aunque insiste en que «se ha cumplido el protocolo correctamente» en todo lo referente a las competencias de Prisiones.
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A pesar de todos los adelantos, cada año en el mundo entero, siguen dándose casos de muerte aparente. No se estudia lo bastante este fenómeno, y se corre el riesgo de quemar viva a una persona, o de enterrarla. Me temo que en algunos sitios, se sigue dando esta eventualidad.