Y, para empezar, me gustaría hacerlo con una pregunta, aunque, creo que la respuesta es obvia, porque es un tema en el que TODOS estamos de acuerdo, sin excepción.
La pregunta es: ¿QUIERES SER MÁS FELIZ?
Seguramente, la respuesta unánime será “SÍ”, porque, si hay algo que preocupa especialmente al ser humano, sea cual sea su edad, origen, sexo, raza, cultura o creencia, es precisamente el tema de la FELICIDAD.
TODOS queremos ser más felices y, aunque definir lo que es la FELICIDAD es a menudo complicado, todos sabemos cuándo somos felices y cuándo no.
Y como ese es un tema tan importante, dentro de la Psicología Positiva se han realizado numerosos estudios para averiguar qué nos hace felices y qué podemos hacer para incrementar nuestro nivel de Felicidad.
Ahora se sabe que podemos hacer muchísimo para ser más felices, y numerosos estudios avalan y confirman esta afirmación.
Uno de esos estudios, quizás el más conocido, es el que realizó Sonja Lyubomirsky, licenciada en Psicología por la Universidad de Harvard, doctora en Psicología Social por la Universidad de Stanford, profesora de la Universidad de California en Riverside y autora del libro «La ciencia de la Felicidad: un método probado para conseguir el bienestar», Barcelona, Ediciones Urano 2008.
En esta obra, que recomiendo muchísimo, publica sus resultados y conclusiones tras más de 20 años de estudios.
Una de las cosas más sorprendentes que se han descubierto, tras muchos años de investigación, es que todos creemos saber qué nos haría más felices, pero, en realidad, la mayoría de las veces nos equivocamos.
Si le preguntamos a cualquier persona: “¿Qué te haría más feliz?” , seguramente, la gran mayoría dirá cosas como: tener más dinero, cambiar de trabajo, tener una casa más grande, tener un hijo, encontrar pareja, perder peso, conseguir un ascenso, comprar un coche nuevo, vivir en el campo o en la playa, que nos toque la lotería....
Pero, resulta que estas cosas solo incrementarían nuestro nivel de Felicidad en un 10% y, además, pasados unos meses, tras la euforia inicial, con toda seguridad volveríamos a sentirnos igual de felices que antes de conseguirlas.
¿De qué depende?
Básicamente, nuestro nivel de felicidad depende:
En un 50% de nuestra genética y personalidad. Ese sería nuestro nivel base de felicidad que es innato y no se puede cambiar.
En un 10% de causas externas o circunstanciales. Es decir, el dinero, el coche, el novio, la lotería o lo que la mayoría diría que le hace más feliz. Y, además, pasada la euforia inicial, tras unos meses, nuestro nivel de Felicidad volvería a su nivel base.
Pero, ¡ATENCIÓN!, y eso es lo mejor: un amplísimo 40% depende de nuestra actitud y nuestra motivación. Es decir que, si nos lo proponemos, podemos incrementar nuestro nivel de Felicidad, nada menos que en un 40%.
Actividades
Hay 12 actividades probadas científicamente, que, si las ponemos en práctica, pueden aumentar significativamente nuestro nivel de Felicidad hasta ese 40%.
Son las siguientes:
1. Expresar gratitud.
2. Cultivar el optimismo.
3. Evitar pensar demasiado.
4. Practicar la amabilidad.
5. Cuidar las relaciones sociales.
6. Desarrollar estrategias para afrontar nuestros problemas.
7. Aprender a perdonar.
8. Fluir más (es decir, realizar más actividades de esas que nos entusiasman tanto que el tiempo se detiene y no existe nada más).
9. Saborear las alegrías de la vida.
10. Comprometernos con nuestros objetivos.
11. Practicar la religión y/o la espiritualidad.
12. Ocuparnos de nuestro cuerpo.
Pero, para conseguir ese aumento de nuestros niveles de Felicidad, ¿es necesario poner en práctica todas esas actividades? ¿Y qué pasa si alguna no nos apetece o motiva lo suficiente?
Pues no, no es necesario ponerlas todas en práctica para ser más feliz. Se trataría de que ver cuáles son las tres o cuatro que más se adecuan a nuestra forma de ser, que nos generan mayor disfrute y con las que nos sentimos más a gusto, y centrarnos en ellas. O también, podemos ir variándolas, según nos apetezca o nos vaya mejor.
Claves para la Felicidad
Habría, además, 5 claves a la hora de poner en práctica las doce actividades mencionadas, que favorecerían que esas mejoras en Felicidad fueran sostenibles en el tiempo y no disminuyeran por el efecto de la habituación. Son:
1. Generar emociones positivas mientras las realizamos.
2. Elegir los momentos oportunos para ponerlas en práctica y dar variedad a esas actividades.
3. Rodearnos de apoyo social al realizarlas.
4. Dedicarles a esas actividades esfuerzo y compromiso.
5. Hacer que esas actividades se conviertan en un hábito.
Pues con todo lo que acabo de compartir aquí, ya no hay excusa para ser más feliz.
Y tú, ¿quieres ser más feliz?
1 comentario
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Yo practico lo de no pensar mucho, llamadme ignoroide, pero la verdad es que me gustaría practicar el mindfullhard, es decir, hard de todo y rellenarme de buen rollo y como dice un amigo "dadme un punto de apoyo y haré palanca". Lo que desconozco totalmente y necesito urgentemente para salir de dudas es que si el decálogo de pautas a seguir para ser feliz conlleva efectos secundarios, (pregunto) cómo se pueden abordar eficazmente dichos efectos. Y ya que ambas teorías, llámense minfullnes o mindfullhard, están de moda, sugiero que sea bien descrita toda esta filosofía que desde antaño ya se practicaba en la Escuela de Atenas bajo la dirección de Popis de Clitorial, gran maestro de la Hermética Plácida. Gracias.