La historia de Formentera siempre ha estado ligada al cultivo del trigo, tanto es así que sus primeros pobladores bautizaron la isla como Frumentaria (tierra de trigo). Los molinos de viento de la isla se convirtieron en importantes infraestructuras que aseguraban la alimentación de los isleños, además de albergar leyendas como la de Bob Dylan y su residencia temporal en el Molí Vell de la Mola.

La historia
La llegada masiva del turismo acabó con el cultivo del trigo y con la actividad molinera. La recuperación de los campos, en el programa de cesión de tierras, que está llevando a cabo la Cooperativa del Campo de Formentera, ha vuelto a hacer necesaria la presencia de un molino. Se trata de uno de las instalaciones más deseadas por los miembros de la asociación agrícola para poder dar salida a la gran cantidad de grano cosechado (este año 35 toneladas de xeixa y 22 de cebada). En palabras de Carlos Marí, gerente de esta cooperativa, «la instalación del molino es un salto cualitativo para nuestra organización, ya que permite elaborar el primer producto procesado, más allá del uso del grano para las explotaciones agrícolas». Marí añade que comercializarán la harina de xeixa, «muy apreciada por tratarse de un trigo autóctono de la zona, sin mutaciones genéticas, de un sabor más intenso y con menor cantidad de gluten, lo que lo hace más digestivo».

La demanda de harina de xeixa llega por parte de los restaurantes y las panaderías de la isla, pero ya están esperando este maná también en Ibiza y más allá. El molino puede producir hasta 400 kilos por hora y se ha fabricado manualmente en Austria, con una piedra de granito que asegura una harina de gran calidad, evitando así la pérdida de propiedades del cereal.

El presidente de la Cooperativa del Campo, Marcos Ribas, quiso agradecer «la implicación del Consell de Formentera en nuestro proyecto ya que sin ella sería imposible tirar adelante este tipo de instalaciones». Los objetivos de la organización agraria son el fomento del consumo local de productos agrícolas y alimentarios, la mejora de la cadena de distribución de alimentos, de manera más sostenible, poner a disposición productos de proximidad de calidad y con certificación ecológica.

El molino ha tenido un coste de 27.000 euros más IVA y las obras para su instalación en la nave de la cooperativa, 52.000 euros más IVA. La nueva instalación se utilizará para la difusión de la actividad harinera tradicional, ya que se organizaran visitas públicas.

La presidenta del Consell, Ana Juan, manifestaba ayer su satisfacción por la puesta en marcha del nuevo molino, asegurando que «es un paso más en el trabajo que estamos llevando a cabo con la Cooperativa del Campo para la recuperación de nuestros campos, poniendo en valor el producto de proximidad y devolviendo el paisaje de Formentera a su estado natural».