A los cincuenta minutos de partido y con una ventaja en el marcador, Federer, que llegó a esta cita con dos previas victorias ante Andy Murray y David Ferrer, fue el primero en sellar su nombre para las semifinales de esta competición y lo hizo como ganador del grupo B.
No obstante, su contrincante de esta tarde, que sólo lleva un triunfo en la liguilla -ante el español Ferrer-, no ha perdido todavía todas las opciones de pasar a la siguiente ronda.
Habrá que esperar a conocer el resultado del enfrentamiento de esta noche entre el alicantino David Ferrer y el británico Andy Murray para que la ATP determine quién es el segundo clasificado del grupo.
En el caso de que se diera un empate entre varios participantes por el número de victorias, la organización debería calcular el porcentaje de sets ganados y perdidos por cada uno de ellos, así como el de juegos, si la situación lo requiriera.
En la primera cita de individuales en esta quinta jornada del torneo, Federer, que perdió el año pasado en semifinales de este mismo torneo contra el ruso Nikolay Davydenko, campeón en 2009, arrancó con confianza y una superioridad que le llevó a romper el servicio de su contrincante nada más empezar.
Pronto, la lucha se recrudeció y el sueco le devolvió el «break» en el octavo juego, sin apenas complicaciones.
La mejor arma del escandinavo, número seis del mundo, fue el saque, cuyo estruendo arrancó los aplausos del público en las ocho ocasiones en que hizo punto directo en esa primera manga.
Tanto éste como Federer se anotaron algún juego dejando en blanco a su contrincante, lo que demostró la gran importancia que adquirió el servicio en este partido.
En las gradas, donde volvía a sentarse por quinto día consecutivo el ex futbolista argentino Diego Armando Maradona, los lemas y gritos de apoyo dominaban en favor del «perfecto Federer», como se leía en una de las pancartas.
Las estadísticas también hablaban en favor del suizo, que había ganado catorce de los quince encuentros que los habían enfrentado previamente a lo largo de sus carreras.
De hecho, la última vez que le ganó fue el mes pasado, en los cuartos de final del Masters 1000 de Shanghái (6-1 y 6-1).
En lo que va de año, estos dos jugadores se han visto cara a cara en cuatro ocasiones y Soderling firmó en Roland Garros su primer y único triunfo, por el momento, ante el número dos del mundo.
La segunda manga continuó en la misma línea adoptada anteriormente, con destacada relevancia del servicio (cinco «aces» para Soderling y cuatro para Federer) pero quizá algo más de intensidad.
La mayor emoción se vivió en el cuarto juego, cuando Federer estuvo a punto de romper el servicio de su adversario, pero éste resistió y salvó varias bolas de «break» hasta que consiguió llevarse el punto.
Hicieron falta nueve juegos en ese segundo parcial para que Federer sentenciara. El punto de partido definitivo llegó a la hora y veintiocho minutos de duelo.
El ganador de este encuentro, Federer, se quedó por detrás de Soderling en el número de puntos ganadores, con veintiséis frente a veintitrés del sueco, pero sí fue más cuidadoso con sus propios fallos. El suizo cometió dieciocho errores no forzados en todo el partido, en comparación con los veinticinco de su rival.
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