El pasado 17 de febrero, el segundo hijo de la reina Beatriz, esquiaba en los Alpes austríacos cuando un alud lo sepultó bajo la nieve durante veinte minutos, lo que le causó un daño cerebral irreparable por privación de oxígeno y le indujo un coma del que aún no ha despertado.
El príncipe Friso, de 43 años, fue trasladado ayer en un avión medicalizado desde el Hospital Universitario de Innsbruck (Austria) a la clínica privada londinense, según confirmó ayer la Casa Real holandesa en un comunicado, que recoge la revista británica «Hello».
«Su Alteza Real el Príncipe Friso llegó a Londres, donde ha vivido durante muchos años. Los expertos recomendaron el hospital Wellington. Considerando su condición, el Príncipe Friso recibirá el mejor tratamiento posible allí», dice la nota.
El príncipe Friso y su mujer, Mabel, residían habitualmente en la capital británica, junto con sus dos hijas, Luana, de siete años, y Zaria, de seis.
Hasta 2003, el segundo hijo de la reina Beatriz trabajó en Londres como vicepresidente de inversiones del banco estadounidense Goldman Sachs International, tras lo que ejerció como director financiero para la empresa de uranio URENCO, hasta su accidente.
La princesa Mabel pidió ayer a los medios de comunicación que respeten su privacidad en su nueva etapa en Londres y les dejen el espacio necesario para hacerse a la idea de que el príncipe Friso quizás nunca vuelva a despertarse.
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