El tiempo este año acompañó la jornada festiva organizada en sa Rota d'en Coca, en Corona, y el público respondió con una gran asistencia y participación. «Este año estamos muy contentos. La lluvia parece que nos respeta y la gente está muy animada: ya hemos servido más de 400 cocas de sobrasada con harina de algarroba y no para de venir gente, así que habrá que continuar alegrando el paladar del personal», señalaba satisfecha la presidenta de la Asociación de Vecinos de Corona, Maria Ferrer.

La jornada arrancaba con un taller de restauración de pared de piedra seca a cargo de Vicent ‘Palermet'. Medio centenar de personas se pusieron manos a la obra siguiendo las instrucciones del maestro. Entre los participantes se encontraba el senador Santi Marí.

A media mañana el público se fue concentrando en la parte baja de la montaña. Alrededor de la sitja, el forn de calç y el forn de pega, se desplegó la muestra agrícola, los puestos de productos típicos y la particular zona de avituallamiento donde triunfaban la sobrasada y el vino, así como el producto estrella: las coquetes de sobrassada hechas con harina de algarroba.

Muy cerca se encontraba también el punto donde se llevó a cabo el concurso de romper almendras en el que participaron los más pequeños y también los mayores.

Entre los visitantes también habían muchos que se interesaban por la riqueza del patrimonio recuperado. La sitja y el forn de pega llamó la atención de la mayoría de visitantes. Junto al forn de pega se encontraba Pep Tur Bonet, ‘Turbo', explicando las diferentes clases de hornos y la recuperación que se ha llevado a cabo en una finca que convertida en un museo etnográfico.

El horno de brea o forn de pega es la novedad de este año. «Esto que veis era la silicona de antaño», apunta ‘Turbo' a uno de los interesados por el resultado de la combustión.

Mientras tanto, en la zona de la torrada los visitantes reponen fuerzas mientras otros disfrutan de los paseos en poni y carros. En torno a las 14 horas, Toni y su ayudante preparaban la paella que repartiría más de 250 raciones.

Los placeres para el paladar no acababan aquí ya que después venían los dulces cocinados para el concurso de postres con almendra. «Todos los concursos tienen su correspondiente premio», subrayaba Maria Ferrer, quien de tanto en tanto levantaba la mirada para comprobar que las nubes no aguaran una jornada festiva que por la tarde incluía ball pagès, juegos tradicionales y cantada.