El acusado ha reconocido ante el tribunal que entró sin permiso en el que había sido el domicilio familiar donde, con la ayuda de otras dos personas, maniató y amenazó durante horas a su hija y a su esposa, de quienes también abusó sexualmente.
«Estas son cosas que suceden de lo mal que uno lo pasa cuando queda sin trabajo», ha tratado de justificar Henry Carmona ante el tribunal. «Me arrepiento mucho», ha añadido.
Henry Carmona ha llegado a un acuerdo con el fiscal jefe de Pontevedra, Juan Carlos Aladro, durante el transcurso del juicio después de romper de manera inesperada el que ya habían alcanzado inicialmente.
En su declaración durante la vista oral el acusado negó haber abusado sexualmente de su mujer y de su hija menor, pero admitió que incumplió la orden de alejamiento y, acompañado de dos hombres armados, entró en el domicilio de su expareja en el centro de Vigo.
Asimismo, negó que las hubiese golpeado y amenazado con explotar una bombona de butano a la que cortó la goma. Sin embargo, el testimonio de su exmujer resultó determinante en el desarrollo del juicio. En su declaración por videoconferencia ratificó su denuncia y relató la tortura a la que fueron sometidas por el procesado el 19 de enero de 2015.
«Para mí han sido los tres años más duros de mi vida», ha señalado la mujer antes de explicar a la Sala su versión de los hechos que ha «intentado olvidar». Según dijo, cuando llegó a su casa aquel día la estaban esperando su marido y dos desconocidos.
Al igual que habían hecho previamente con su hija, a ella también la maniataron para dejarla encima de su cama, cada una en una habitación distinta. Según ha relatado, Henry Carmona la «quiso asfixiar». «Poniéndome un trapo en la boca y tapándome la nariz», ha recordado. Además, dijo que le «pinchó» con un cuchillo y la agredió. «Llenándome la cara y el cuerpo de moratones», ha declarado entre lágrimas.
Agresiones sexuales
La víctima relató que luego la obligó a practicar sexo. De las agresiones sexuales que también sufrió su hija la madre aseguró que no supo nada hasta que escuchó a la menor relatando lo ocurrido a la forense.
«No creía que esta persona nos odiase de esta manera para hacernos tanto daño a mi hija y a mí», ha explicado a las magistradas. «Eran sentimientos encontrados porque él es el padre de mi hija», ha abundado. También ratificó que el condenado llegó a manipular la bombona de una estufa a la que cortó la goma. «Encendía el mechero intentando que estallara toda la casa con nosotros dentro», ha sostenido la mujer.
Luego lograron tranquilizarlo, según ha añadido, y su hija aprovechó un despiste para pedir por Instagram a un amigo que alertase a la Policía Nacional, que se personó en la vivienda y le detuvieron.
Reconoce los hechos
Tras escuchar esta declaración, el acusado sí reconoció los hechos y asumió la pena de 35 años que le planteó el fiscal. Por dos delitos de detención ilegal le piden cinco años y seis meses de prisión y cuatro años por el otro.
Mientras, por los dos delitos de agresión sexual pide 12 años y 13 años y seis meses. Por maltrato, solicita 57 días de trabajos en beneficio de la comunidad.
Junto con la pena de cárcel, la Fiscalía solicita una indemnización de 41.200 euros por las secuelas y las lesiones que le causó a ambas mujeres. Además, el fiscal pedirá que, una vez salga de prisión, esté 20 años en libertad vigilada y que se decrete una nueva orden de alejamiento con respecto a las dos víctimas, como mínimo por un período superior en tiempo de diez años a la pena de cárcel que se le imponga.
El tribunal dictará sentencia en los mismos términos acordados en la conformidad tras el acuerdo alcanzado por el procesado y la Fiscalía.
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