La delegación del club de fútbol Chapecoense debió llegar el lunes en la tarde a Colombia procedente de Sao Paulo en un Airbus 320 fletado y por una desautorización de la autoridad aeronáutica brasileña tuvo que hacer escala en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) y embarcarse allí en un avión que, ahora se sabe, tiene una autonomía de vuelo limitada.
Allí comenzó la terrible cadena de errores que terminó con una tragedia aérea que costó la vida a 71 personas, a la que sobreviven seis (según los últimos datos) y que ha enlutado especialmente al mundo del deporte y el periodismo.
Aviones del tipo Airbus 320, como el que no pudo finalmente contratar el Chapecoense para viajar hasta la ciudad colombiana de Medellín desde el aeropuerto de Guarulhos, en Sao Paulo, tienen una autonomía de vuelo de más de siete horas.
La Agencia de Aviación Civil (ANAC) de Brasil desautorizó la partida del Airbus de ese país para cumplir el trayecto directo hasta Medellín, lo que obligó a la delegación a utilizar un Plan B.
La misma aeronave los condujo hasta Santa Cruz de la Sierra para fletar una aeronave de la empresa de chárter Lamia (Línea Aérea Mérida Internacional de Aviación), una compañía anónima de capital venezolano nacida en 2009 en el estado de Mérida, aunque opera desde Bolivia.
Las leyes aeronáuticas establecen que los vuelos privados deben tener matrícula del país desde que se parte o al que se llega.
Horas después, partieron desde el Aeropuerto Internacional Viru Viru, de Santa Cruz.
La travesía duraría unas cuatro horas y la delegación debería llegar a su destino antes de la medianoche en el avión de la compañía Lamia, un RJ100 cuya fabricación británica data de los años 90 y que es llamado así en el ámbito aeronáutico por tratarse de un 'Regional Jet', es decir, un aparato diseñado para cubrir distancias cortas.
Su avión siniestrado estaba al mando del capitán Miguel Quiroga, dueño de la empresa de Charter, y el mismo que transportó hace 18 días a la selección argentina desde Belo Horizonte a Buenos Aires, tras jugar un partido de las eliminatorias para el Mundial Rusia 2018.
Este «Regional Jet» trasladó para jugar a domicilio partidos de la Copa Sudamericana al colombiano Atlético Nacional, el rival al que el Chapecoense ya no le podrá cumplir la cita en la final del torneo.
Inexplicable
Expertos en seguridad aeroportuaria consultados, que hicieron todo este detallado relato, no se explican cómo esta aeronave fue empleada para cubrir la distancia de 2.265 kilómetros aproximadamente que separan a Santa Cruz de la Sierra y el aeropuerto José María Córdova de Medellín, situado en el vecino municipio de Rionegro.
Es casi la misma autonomía de vuelo que tienen los RJ, como el siniestrado hacia las 22.00 hora local del lunes (03.00 GMT del martes) a pocos kilómetros de su destino, en el cerro El Gordo.
Las fuentes consultadas coinciden en recordar que hace unos veinte años aviones como estos fueron devueltos a su fabricante por la extinta compañía aérea SAM (Sociedad Aeronáutica de Medellín).
Por entonces, los directivos de SAM, que en 2010 se fusionó con Avianca, argumentaron que eran de bajo rendimiento, pues apenas llegaban a Aruba y Curazao, y no tenían capacidad de ir hasta Miami.
«Los protocolos de seguridad aeronáutica plantean que una aeronave debe tener suficiente combustible para llegar a su destino, pero también, para experimentar una espera eventual y, además, para ir a aeródromos alternos, en caso de presentarse una emergencia», declaró a un directivo de la Aeronáutica Civil de Colombia.
Otro eslabón de la cadena de errores que terminó por condenar a la muerte a siete de los nueve tripulantes y a 64 de los 68 pasajeros del avión de Lamia de matrícula CP2933 no ha sido divulgado aún por la Aerocivil.
A la misma hora en que se aproximaba a su destino, se presentó una emergencia en el aeropuerto de Rionegro.
Un avión Airbus 320, el mismo que fue negado a los brasileños para cumplir su cita con el Atlético Nacional en el partido de ida de la final de la Copa Sudamericana, recibió prioridad para aterrizar por evidenciar una fuga de combustible.
La nave de la aerolínea Viva Colombia venía procedente de Panamá y logró sortear sin más problemas su incidente.
Entretanto, el RJ85 de Lamia, que llegaba con el combustible justo, quedó incorporado en espera, un estado en el que la aeronave se mueve en un radio definido hasta recibir la orden de aterrizar o trasladarse a un aeródromo cercano.
Los especialistas que han iniciado las investigaciones sugieren que el piloto del avión boliviano también debió informar de inmediato a la torre de control de su situación, un procedimiento que se conoce como «solicitar vectores», es decir, pedir la ruta más rápida para aterrizar en el aeropuerto de destino.
Al desconocimiento de la situación por parte de los controladores, que nunca recibieron la declaración de emergencia, siguió el desconcierto absoluto.
Sin combustible, se generaron los problemas eléctricos, porque se apagaron los generadores. Esto explica por qué no explotó el aparato al desplomarse en el agreste cerro El Gordo.
9 comentarios
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Quedarse sin combustible es un fallo enorme, se supone que tienen que llevar suficiente combustible para el trayecto y para posibles casos en que haya de cambiar de ruta y volar más tiempo.
El piloto dijo vectores, vectores antes de estrellarse. ¿ qué significa?
Esto parece el argumento de una película de terror por incompetencia y desorganización.
A Pep de son x. Has leído bien, el avión se quedó sin combustible. y cayó. Por eso con el impacto no explosionó. La fatalidad qué qué, aparte del error en no declarar la emergencia a bordo por parte del comandante, fue que el a320 había detectado fugas de combustible también en su avión. Por eso la pobre controlador le dio prioridad.
cada vez qe leo sobre tan luctuosa noticia mas no salgo de mi asombro , increible, lamentable incluso diria inadmisible entre otros adjetivos en la cadena de fallos qe se produjeron
Tiene que ver doble control y por órgano independiente en las compañías . No pueden pasar estas desgracias por errores humanos . Si algún avión está averiado y la compañía considera que puede aguantar unas semanas más solo por ahorrar costes ...alguien tiene que estar allí para decir : este avión no vuela hasta que no se cambie todo lo que toca . Un avión no puede ir sin control de los pilotos tampoco ...están cansados , estresados , locos como el caso del piloto alemán que se estrelló , o no preparados suficientemente - eso lo tiene que controlar también un órgano independiente.
Pep de Son Xigala, lee bien la noticia!! La fuga de combustible no la tenía el BAE sinó un A320 que procedía de Panamá y al que se le dió prioridad de aterrizaje....El BAE no tenía fuga de combustible...Quien sabe pero parece exceso de confianza por parte del piloto...que además por lo que cuenta la noticia era el propietario de la charter.
La autonomía en orden de vuelo de un aparato BAE RJ-100 es de 3.750 kilómetros, con su máximo pasaje y combustible... Otra cosa es saber, cómo era de grave la pérdida de combustible, algo que dirán los registros de aviónica de la caja negra. Triste noticia sin duda.
Todo eso antes de analizar las cajas negras(rojas). Mala pinta si que presenta.