La avenida de Sant Agustí, escenario de esta rocambolesca historia.

La historia se las trae y merece en el parte de la Policía Local de Sant Josep hasta unas merecidísimas tres admiraciones de colofón por lo rocambolesco del suceso.

El miércoles se establece en la avenida de Sant Agustí un control de alcoholemia. Realizan mediciones a un total de 35 vehículos. Uno de ellos resulta denunciado por dar una tasa de alcoholemia merecedora de multa y otros tres, que superan la de 0,60 miligramos de alcohol por litro de aire espirado, serán imputados.

Hasta ahí, una noche atareada, pero normal. La «curiosidad», como califican los agentes, viene cuando uno de los imputados decide llamar a un amigo para que se haga cargo de su vehículo, de manera que no tenga que dejarlo ahí toda la noche. Aparece éste conduciendo su propio vehículo, una furgoneta, a quien se le somete también a la prueba y quien consigue una ‘puntuación' de 1.16, por lo que resulta igualmente imputado.

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