La pregunta del millón

El comportamiento del partido en el Gobierno está resultando tan vergonzoso que en las últimas semanas he notado que incluso algunos políticos del PSOE, o cercanos a su órbita, se muestran sinceramente molestos por el hecho de que la gente equipare a unos y otros. Entre los votantes se ha instalado la premisa del «todos son iguales» y tal vez sea cierta, pero también lo es que esta premisa siempre ha molestado más al PSOE que al PP. Pienso que esto, a pesar de todo, es una buena señal, pues podría querer decir que algo de dignidad queda en las filas del PSOE. Algunos socialistas -o de la órbita- quieren que se les reconozca el «nosotros no somos así», y seguro que en muchos casos es cierto. Lo malo es que ya es tarde. La actitud que ahora demuestran habría que haberla puesto en práctica años atrás, cuando la gente de izquierdas aún confiaba en ellos. Tuvieron durante mucho tiempo la oportunidad de educar con el ejemplo de un buen comportamiento y reconducir el destino de la sociedad por caminos distintos a los que finalmente se han recorrido y nos han instalado en el lugar en el que estamos. Incluso el expresidente Xico Tarrés, en una rueda de prensa organizada para anunciar las preguntas del PSOE-Pacte para el próximo pleno insular, señaló que «cada vez está más clara la diferencia».