J. J. Monerri07/03/12 0:00
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Dos hombres, un vecino de Santa Eulària y un residente de nacionalidad rumana, tuvieron que sentarse en el banquillo del Juzgado de lo Penal número 1 para responder de presuntos delitos de maltrato que se les imputaban por distintos incidentes ocurridos por desavenencias surgidas con sus respectivas parejas por la custodia de los niños. Uno de ellos se enfrenta a una pena de trabajos sociales y el otro a+ diez meses de prisión.

El caso más violento tuvo lugar el pasado 21 de febrero cuando el acusado, tras estar con sus dios hijas en la rúa de Carnaval, se dirigió al domicilio de su exmujer para hacer entrega de las niñas. El hombre, que no asistió a su juicio, presuntamente entró en cólera cuando surgieron problemas de comunicación, al parecer, por el mal funcionamiento del interfono del inmueble.

Según la acusación particular, dicha persona irrumpió en gritos diciendo: «¿Quién está en casa? Abre o reviento la puerta». Sus amenazas se cumplieron cuando rompió el cristal de la entrada con un codazo antes de irse. La afectada, que atribuyó el comportamiento de su excompañero a su presunta dependencia al alcohol, relató en el juicio que el interfono estaba estropeado y que las niñas pudieron entrar después de que ella les arrojara las llaves de la vivienda por la ventana.

El abogado de la víctima pidió que dicha persona, acusada por un supuesto delito de coacciones leves, estuviera un año alejada de éste y cumpliera 31 días de trabajos para la comunidad.

Prohibición

Asimismo, la magistrada Clara Ramírez de Arellano, titular de este juzgado, dejó vista para sentencia la causa de un residente rumano para quien el fiscal pide 10 meses de prisión por quebrantamiento de condena. Todo ello aunque su exmujer retiró la acusación. Dicha persona responde de haber mandado varios mensajes telefónicos a su exesposa en octubre de 2011, teniendo prohibida judicialmente la comunicación, cuyo contenido se referían principalmente a instrucciones para el intercambio y recogida de los hijos comunes en la guardería. El acusado negó el envío de mensajes y señaló que todo se realizó a través de un amigo común.