Un joven residente marroquí de la Isla se enfrenta a cuatro años y medio de prisión después de que fuera sorprendido por la Guardia Civil cuando desembarcaba en el puerto de Eivissa con siete kilos de hachís en los asientos traseros de su vehículo. El acusado, que ayer tuvo que se sentarse en el banquillo el Juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa, alegó «estado de necesidad» porque no tenía dinero y porque el consumo de droga (cocaína, hachís y marihuana) le había condicionado a aceptar un trabajo como «correo».
La detención de dicha persona tuvo lugar en un control rutinario que la Guardia Civil realizaba en el dique de Botafoc el 30 de junio de 2010.
Los agentes que declararon ayer en la vista oral señalaron que el sospechoso dio muestras de gran nerviosismo tras ser parado. Él mismo terminó por confesar que llevaba droga y que era para venderlo él. El hachís intervenido estaba distribuido en placas y bellotas.
La defensa del acusado, sin embargo, pidió que se impusiera una condena menor, de dos años, al entender que estaba acreditado que dicha persona actuó impelida por su grave adicción a los estupefacientes. Asimismo argumentó que éste había colaborado desde el primer momento y que, prueba de que no era un traficante, era el hecho de que llevara la droga de forma descuidada en el asiento trasero del coche.
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