Condenado a una pena de cinco meses de cárcel, pena que quedará en suspenso al carecer de antecedentes, y a no poder acercar a su hijastro durante un año y cinco meses. Además deberá pagarle 30 euros. Éste ha sido el resultado del proceso emprendido por un vecino de Vila después de que perdiera los nervios cuando uno de los hijos de su pareja, un chico adolescente, llegara tarde a casa y le propinara dos bofetones después de que ambos se enfrentaran. El imputado reconoció en el juicio que ésta «no era la mejor forma de educar

El suceso ocurrió sobre las doce y media de la noche del 24 de junio del año pasado después de que el menor se hubiera ido a ver unos fuegos artificiales y se hubiera comprometido a llegar a su casa a la hora que le dijo su madre, acuerdo que no respetó. La responsable de la sentencia, la titular del Juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa, la magistrada Clara Ramírez de Arellano, valora la dificultad de la situación en la que se encontró el acusado pero no duda en calificar de «desmedida y violenta» su acción.

El incidente se produjo cuando el cabeza de familia, persona con la que no tenía buenas relaciones el menor, medió entre una discusión que se estaba produciendo entre la madre y su hijo, entonces de 15 años. Cuando el acusado le dijo al joven que no se riera de su madre, éste le espetó que no se estaba riendo de ella sino de él, momento en el que éste «le agarró del cuello con una mano y con la otra le dio golpes en la cara con la mano abierta», según se considera como probado.

El adolescente «estaba siendo, como dice la madre, pasota y burlón, y aunque este tipo de comportamiento no merece un aplauso sino una recriminación, siendo irrespetuoso y pudiendo alterar los nervios del adulto con el que convive, ello no justifica su actitud», resuelve la juez.