En Formentera se dice que ya no debe quedar nadie que viva de las drogas, al menos organizadamente y con ayuda de otros. La Guardia Civil, en un servicio conjunto del puesto de esta demarcación y agentes del Equipo de Delincuencia Organizada Antidroga (EDOA) ha desmantelado en medio año a tres importantes redes de narcotráfico que operaban en esta Isla (operaciones Tristón, Bolonia y Qué sabe nadie). Más de medio centenar de personas afincadas en esta isla han tenido que responder en el juzgado de las supuestas actividades que motivaron su detención.

Los últimos en caer eran los más discretos. Un grupo de cinco residentes de este municipio a los que fue muy difícil de detectar porque sólo vendía estupefacientes a consumidores que eran de su total confianza.

Desembarcos

Formentera era hasta hace poco un lugar donde las investigaciones policiales solían 'pasar de largo' porque tradicionalmente se ha considerado que esta Isla sólo había pequeños traficantes que se abastecían en Eivissa y que compaginaban la venta de estupefacientes entre personas de su círculo con el consumo privado. Por ello, la mayor parte de las actuaciones antidroga que se habían llevado a cabo se referían a turistas o residentes que desembarcaban en la Savina con cantidades no muy grandes o 'camellos' que rápidamente eran identificados y apresados.

La operación Tristón acabó en diciembre con el principal distribuidor de cocaína en la Isla. Tras ella y sus 26 detenidos había una red colombiana que usaba menores para distribuir la droga y que llevaba cuatro años 'trabajando' el mercado formenterés.

A ella siguió en marzo otra investigación bautizada como Bolonia. Obreros rumanos en paro, junto con prostitutas que frecuentaban el único club de alterne de Formentera, conformaban su esqueleto principal. Total, 23 arrestados. A esta cifra se suma ahora los cinco detenidos en la operación Qué sabe nadie, el último grupo en caer.