Dos británicas perecieron el pasado día 2 en el accidente más grave de 2004.

Conductas imprudentes han estado presentes en los tres accidentes mortales que ha habido este año en Eivissa y que se han saldado con cuatro fallecidos. En dos de los casos la alta velocidad fue la causa directa y ambas también han sido relacionadas con la influencia del alcohol. En el otro caso, la víctima, un joven motorista, falleció de madrugada tras golpearse fatalmente. No llevaba puesto el casco protector. Tres de las cuatro víctima eran extranjeras. Todos los accidentes ocurrieron en zonas o tramos urbanos. El primero de los siniestro tuvo lugar precisamente el año nuevo. Un constructor navarro de 38 años con residencia en Eivissa perdió la vida después de que el Porsche que le había dejado un amigo se saliera de la carretera para terminar volcado en un estanque en ses Salines, frente a Sant Francesc de s'Estany. La Policía Local de Sant Josep 'recogió' en el lugar del accidente una frenada próxima a los 50 metros, prueba de la velocidad a la que iba el vehículo cuando su conductor intuyó que perdía el control del vehículo.

El exceso de velocidad y presumiblemente también la ingesta de grandes cantidades de alcohol también se baraja como circunstancias coincidentes en el doble accidente mortal que sufrieron la semana pasada, el día 2, dos residentes británicas de Sant Antoni en la carretera de Port des Torrent. A todo ello se une que las dos mujeres viajaban sin el cinturón de seguridad puesto, según la información recogida en su día por este periódico en el lugar de la fatal colisión. La Guardia Civil recogió diez minutos antes del accidente una llamada de un ciudadano que alertaba de la presencia de un coche que iba no sólo a velocidad excesiva sino también circulando temerariamente, sin respetar, al parecer, las distintas señalizaciones que regulaban el tráfico. Las dos mujeres que iban en este coche fallecieron tras estrellarse contra una furgoneta, cuyo conductor resultó herido muy grave. Según el testimonio de varias personas, las dos fallecidas habían estado horas antes consumiendo bebidas en distintos establecimientos próximos al sitio donde ocurrió la tragedia.

Nadie ha podido precisar tampoco si llevar el casco puesto hubiera salvado la vida del joven británico vecino de Cal Llonga que pereció en la madrugada del pasado 15 de enero. Leon Daniel T., de 25 años, pereció cerca de su casa, posiblemente cuando volvía a ella, sobre las 12.30 horas. El motorista perdió el control tras haber superado un tramo curvo, yéndose a estrellar contra un muro.