La policía sigue persiguiendo a una sombra en el caso del
francotirador, que ayer podría haberse cobrado en Maryland su
décima víctima mortal desde que hace 20 días comenzó a disparar al
azar contra ciudadanos del área de Washington. Conrad Johnson, un
conductor de autobús de 35 años, murió tras recibir un disparo en
el abdomen a las 05.56 hora local (09.56 GMT) cuando terminaba una
de sus rutas en Silver Spring, en el área en la que el asesino ha
actuado cinco veces desde el 2 de octubre. No hubo confirmación
oficial de que el crimen esté relacionado con el francotirador,
aunque el jefe de la policía de Montgomery, Charles Moose, dijo en
rueda de prensa que «estamos actuando de manera similar a como lo
hemos hecho en los otros casos».
Los últimos acontecimientos se han producido a la vez que la
investigación policial sobre dos detenidos se ha resuelto sin
ninguna pista concluyente. Ambos sospechosos, sin embargo, serán
deportados por haber transgredidos las leyes migratorias. Sobre
ellos sólo ha tascendido que eran un inmigrante guatemalteco y otro
mexicano.
Moose aseguró que no hubo testigos que vieran al agresor o algún
vehículo abandonar la zona -«no tenemos referencias sobre
vehículos, ni sobre personas»- y dejó la sensación de que la
investigación policial no ha avanzado de manera sustancial en las
últimas horas. Entre las nueve víctimas mortales del francotirador
confirmadas oficialmente hay seis hombres y tres mujeres de entre
25 y 72 años, de las que cinco fueron asesinados en Maryland, tres
en Virginia y una en la ciudad de Washington a poca distancia del
primer estado. Además, tres personas resultaron heridas de
gravedad. un hombre, una mujer y un niño.
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