La presencia de empleados de empresas instaladores de gas butano
que suelen utilizar técnicas fraudulentas para que sean contratados
sus servicios ha vuelto a ser detectada en la isla. Los técnicos de
estas firmas se centraron en los últimas días en las posibilidades
que podrían extraer del «mercado» de Sant Antoni y de zonas de Cala
de Bou.
Las informaciones recogidas por este periódico señalan que los
revisores bajo sospecha hicieron un sondeo entre establecimientos
turísticos, principalmente de temporada, a los que ofrecieron sus
servicios. En algunos de ellos lograron cerrar un «trato» y luego
los afectados se sintieron perjudicados. Los instaladores, que en
muchas ocasiones van uniformados e incluso acreditados con carnet
profesional de empresas debidamente autorizadas por los organismos
dependientes de industria, ofrecen sus «servicios» principalmente
en locales que creen dirigidos por extranjeros y en viviendas en
las que saben que residen personas mayores o residentes no
españoles, sitios donde saben que tendrán menos problemas. El hecho
fraudulento está en que este tipo de revisores suele «inflar»
facturas que cobran tras llevar a cabo revisiones en las que
siempre suelen encontrar «fallos» en la instalación, supuestos que
utilizan para convencer al cliente del grave riesgo que se corre y
de la necesidad inmediata de llevar a cabo un cambio de piezas,
también por la fuerte multa que les puede caer.. Lógicamente, el
mismo operario se las ingenia para que la persona le pida que haga
este trabajo, no sin antes estampar su firma en un contrato en el
que se da la conformidad. Luego vienen las desorbitadas
facturas.
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