Nigel K. y su compañero Matthew D. fueron detenidos por la policía
en una investigación que se llevó a cabo en Sant Antoni el pasado
verano y que sirvió para interceptar más de 10.000 éxtasis
destinados al consumidor británico. El primero de ellos tuvo
destinos en Bosnia y en Belfast, Irlanda del Norte durante los
cuatro años que sirvió en el Ejército británico. Desde entonces,
dice que se vio abocado a la droga por las duras condiciones que
dice haber vivido. Algo similar manifestó en la Audiencia
Provincial Matthew D, expulsado de su unidad al descubrirse en una
analítica su adición a la bebida y los estupefacientes.
Ambos ex soldados explicaron que el verano pasado vinieron a
Eivissa buscando un trabajo de temporada. Dos semanas después
fueron detenidos por la policía junto a otra chica galesa cuando
-según su testimonio-se veían obligados a vender pequeñas
cantidades de éxtasis para sufragar sobre todo su gran adición al
«crack». La droga que la policía halló en su apartamento de Port
des Torrent estaba simplemente en depósito, según alegaron.
Un seguimiento realizado por agentes del Cuerpo Nacional de
Policía, sin embargo, determinó que ambos sospechosos contactaban
con turistas y, tras realizar los canjes, entregaban el dinero a
Cristine J., persona que va a ser puesta en busca y captura tras no
presentarse ayer al juicio al que había sido citada. Las primeras
investigaciones se realizaron en bares de la zona de es Caló des
Moro donde todos ellos se movían al atardecer. Nigel K. fue
interceptado con 50 comprimidos y, tras ello, se realizó el
registro en la casa. La droga estaba repartida por toda la casa y
bajo el forro de una silla se encontró una cantidad millonaria en
pesetas.
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