Moustafá I., un magrebí residente en la isla que dice trabajar en la construcción, negó ayer ante la Audiencia tener algo que ver con pequeñas cantidades de hachís, éxtasis y cocaína que la Guardia Civil decomisó el 19 de junio de 2000 en es Caló des Moro en el transcurso de un operativo del Grupo de Investigación Fiscal y Antidrogas (GIFA). El fiscal, sin embargo, pide para él una condena de 10 años de cárcel al entender que se estaba valiendo de un menor, entonces de unos 15 años de edad para traficar con estupefacientes.

El acusado, de 38 años de edad, fue detenido por los agentes junto a un muro, ubicado en las cercanías de distintos bares de la zona, donde se encontraron 23 gramos de cocaína, 83 gramos de hachís y unos 30 comprimidos de éxtasis. Según los cargos que se presentaron en su día, varias personas jóvenes se encargaban de contactar con los turistas y de llevarlos hasta donde Moustafá I. se hallaba para cerrar los tratos.

La defensa de Moustafá I., pese a todo, hizo hincapié ayer durante el juicio que ningún agente vio nunca al sospechoso manipular la droga en un lugar donde el trasiego de magrebíes era continuo, así como en el hecho de que éste no llevaba dinero encima. La detención del acusado y del menor, que supuestamente le ayudaba, ocurrió a la vez que se producía una desbandada de personas que había en los alrededores y que huyeron al reconocer a los guardias. Asimismo, la defensa consideró que no se había acreditado suficientemente mediante documento que la persona que estaba con él fuera menor de 16 años.