La manifestación inició su recorrido en la Plaça Esplanada para avanzar hacia Constitució donde se ofrecieron los parlamentos. | GEMMA ANDREU

Briseida Gil es anestesista y coordinadora de quirófano del hospital Mateu Orfila de Menorca. Procedente de Venezuela, lleva nueve años en la Isla. Entiende perfectamente el catalán y lo habla un poco. Dispone actualmente del nivel B1 y ya ha intentado sacarse el B2, de momento, sin éxito. Asegura que si el decreto que prepara Armengol para que el catalán sea un requisito en la sanidad sale adelante «no me podré presentar a una oposición para optar a una plaza». Tiene una interinidad. «Me he formado profesionalmente para dar al usuario la mayor calidad y nunca he tenido problemas de comunicación con los pacientes». Si la situación se tuerce, buscará oportunidades profesionales en otros sitios, asegura.

Gil es una de las profesionales sanitarias que ayer decidió sumarse a la concentración organizada por la plataforma ciudadana Mos movem! En marcha! Let’s go! para rechazar «la imposición del catalán en la sanidad».

El evento «Los idiomas no salvan vidas, por una sanidad sin fronteras» congregó a unas 1.500 personas, según la Policía Local, (la organización eleva la cifra hasta los 2.000 asistentes) entre los que participaron personal sanitario y usuarios del Área de Salud deMenorca, así como representantes políticos. No faltó a la cita el concejal de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Maó, Andrés Spitzer, y numerosos dirigentes del PP, entre ellos los presidentes de Balears y Menorca, Gabriel Company y Misericordia Sugrañes, respectivamente.

Salieron de la Plaça Esplanada para desplazarse hasta la Plaça Constitució, donde se ofrecieron los parlamentos. Finalmente, avanzaron hacia Plaça Miranda donde recogieron firmas.

La promotora del movimiento Mos movem!, Úrsula Mascaró, aplaudió que «por fin hayamos sacado a pasear el sentido común porlas calles de Maó» puesto que «desde el sofá de casa no nos oyen y no quiero dejar a mis hijos el silencio como herencia». Ofreció parte de su discurso en menorquín «porque sé que aunque no tengáis el B2 me vais a entender», lo que originó una ovación de los asistentes.

Personal sanitario y usuarios del Área de Salud de Menorca leyeron el manifiesto a través del que «debemos decir alto y fuerte mérito sí, requisito no». En Balears, «se registraron el año pasado 7.000 quejas de las que siete fueron reclamaciones por un problema relacionado con las lenguas». Agregaron que «no estamos en contra del catalán, estamos en contra de que sea un requisito ineludible para poder trabajar en el hospital y en los centros de salud». Consideran que causará «una situación de desatención por falta de profesionales» porque «la dificultad para captar y fidelizar profesionales que quieran venir a Menorca puede tornarse dramática».

La concentración contó con la asistencia de Miguel Lázaro, psiquiatra de Son Espases y presidente del sindicato médico Simebal. Argumentó que el «requisitazo es una agresión a la sanidad pública».