Una imagen del reconocimiento a los voluntarios de Protección Civil en Vila. | Arguiñe Escandón

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Con cerca de 40 voluntarios en la actualidad, la agrupación de Protección Civil en Ibiza vivió este sábado una jornada especial en el Casal de Igualdad de Vila, después de que la previsión del tiempo obligara a trasladar allí esta actividad. Juegos y actividades entre compañeros, una comida e incluso una entrega de premios, formaron parte de esta iniciativa organizada por el Ayuntamiento de Vila.

Enrique Gómez se hizo voluntario en 2007 y este sábado acudió a la celebración acompañado de su hija pequeña. Según recordó, sus inicios en el mundo del voluntariado comenzaron en Cruz Roja y, al ser técnico de ambulancias, optó después por seguir ayudando a la sociedad a través de Protección Civil de Ibiza.

«Siempre he dicho que ganar un voluntario cuesta mucho y perderlo, muy poco. Sin embargo, una de las cosas más bonitas que se pueden hacer es el voluntariado y ayudar a los demás y colaborar en emergencias», reconoció.

Ramón Martínez, uno de los fundadores de la agrupación en Ibiza, recordó cómo comenzaron a funcionar en 2002, dividiéndose después en diferentes áreas. Tras completar unos cursos formativos, los voluntarios pueden optar por un grupo u otro, «aunque si hay una emergencia, vamos todos».

Martínez reconoció que las intervenciones durante los grandes incendios registrados en la isla como el de Sant Joan en 2011, o más recientemente las inundaciones en Valencia, son experiencias que difícilmente podrá olvidar.

«Quedas impactado al ver una gran tragedia como la que ha habido allí», afirmó.

La segunda teniente de alcalde y concejala de Voluntariado, Catiana Fuster, señaló que desde el Ayuntamiento quisieron conmemorar el Día Nacional de Protección Civil y rendir un pequeño homenaje a quienes a lo largo del año dedican parte de su tiempo a ayudar a los demás. Con diferentes actividades lúdicas «para sacar a los voluntarios de su zona de confort», según comentó Fuster, los participantes en la jornada pudieron degustar una comida entre compañeros y pasar una mañana divertida.

«Conforme paso más tiempo con ellos, me doy cuenta de su importancia. Ellos tienen sus trabajos y es increíble que podamos contar con personas que, a pesar de todo, quieran ayudar», destacó.
Durante el acto se entregó también un premio al voluntario más risueño, al más «gruñón» o a aquel que más horas de servicio ha prestado en los últimos meses. «Necesitamos gente con ganas y que quiera formar parte de una gran familia», concluyó la edil de Vila.