Puig d’en Valls, en la calle Pare Bartomeu, justo delante de la iglesia del pueblo, se encuentra uno de los establecimientos hosteleros más veteranos de la zona: Can Barruguet. Un bar-cafetería que se puso en marcha hace alrededor de medio siglo, «más o menos en la misma época en que construyeron la iglesia», tal como recuerdan los más veteranos, en un terreno donde lucía un gran parral. De ahí su nombre original: ‘Es Parral’.
El responsable de la construcción del edificio y de la puesta en marcha del negocio fue Joan de Sa Cova, quien vendió el local tiempo después.
Sin embargo, durante su larga historia, este establecimiento ha contado con distintos responsables, como la familia de ‘Es Fornets’, hasta 2014, cuando los hermanos Jordi y Manel Buqueres, ambos catalanes, se hicieron con el timón del veterano establecimiento. «Creo que somos los que más tiempo hemos estado al frente del bar», asegura Manel.
Nombre
El nombre del establecimiento también ha ido evolucionando a lo largo de las décadas. De su nombre inicial, evocando al parral que ocupaba el terreno del edificio, pasó a llamarse ‘Es Forn d’en Puig’ durante una larga temporada, «mientras lo llevaba Jose, quien estuvo antes de que llegáramos nosotros». Hoy en día, el nombre que le han puesto los hermanos Buqueres es Can Barruguet. «En un principio, le íbamos a poner ‘El Duende’, ya que los primeros clientes que empezaron a venir eran de etnia gitana», explica Manel, quien indica que la idea del nombre definitivo de su negocio surgió «cuando decidimos ponerle el nombre en catalán». Entre risas, Manel recuerda que «la traducción de ‘duende’ al catalán es ‘follet’, pero no nos pareció un nombre del todo adecuado porque podía dar pie a algún tipo de confusión. Enseguida nos enteramos de que, en ‘eivissenc’, un duende es un ‘barruguet’ y decidimos ponerle este nombre».
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Los distintos cambios en la gestión del local también han llevado a diferentes fórmulas de negocio. «Al principio, cuando abrieron, era mucho más grande. Había una gran sala con billares y también se servían menús», explica Manel.
En la etapa anterior a los Buqueres, tal como recuerda Manel, también se servía comida y se hacían pizzas. Un detalle fundamental en la entrada de los hermanos —que para entonces ya eran clientes— en el negocio fue cuando «le falló el pizzero y llamó a mi hermano para que hiciera las pizzas». Por distintas razones, principalmente la salida de humos, hubo que desmantelar la cocina del establecimiento tras la entrada de Manel y Jordi, quienes continuaron sirviendo pizzas en su local «hasta la llegada del COVID, que lo desbarató todo, y de un problema de salud de Jordi».
Clientela
«El 90 % de nuestra clientela es gente del pueblo de toda la vida», asegura Manel, quien matiza explicando que «el otro 10 % son extranjeros que vienen, sobre todo en verano, porque han alquilado alguna vivienda por aquí cerca y nos piden que les llamemos un taxi o cosas por el estilo». «En definitiva, vivimos de la gente de aquí, casi siempre la misma, así que, nada más cruzar la puerta, solo tenemos que preguntar: ‘¿Lo de siempre?’», zanja Manel respecto al perfil de su clientela, que, «como en la mayoría de bares, está compuesta mayoritariamente por hombres».
Yani es una de las excepciones femeninas entre la clientela de Jordi y Manel. «Vivo en Puig d’en Valls desde hace 16 años y vengo casi todos los días a tomarme un café por la mañana o unas cañas por la tarde», asegura Yani, quien pone en valor «la tranquilidad que siempre encuentras aquí para leer el periódico con calma o charlar con los vecinos».
Vicent también es uno de los clientes más veteranos de Can Barruguet: «Llevo viniendo desde que era ‘Es Parral’». Al igual que Yani, subraya que uno de los valores del establecimiento es «encontrarse con los amigos y vecinos para hacer ‘sa xerradeta’ mientras tomas un café».
«Te tratan bien y conoces a todo el mundo: es el típico bar de pueblo», así define Álvaro, también vecino de Puig d’en Valls, este bar-cafetería donde «siempre empiezo el día cuando no me toca trabajar».
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Javi es vecino de Vila, sin embargo, asegura que «vengo cada día por la mañana y por la tarde porque este (Puig d’en Valls) es mi pueblo y aquí es donde me encuentro con mi gente». Entre los valores de Can Barruguet, Javi destaca, además de la tranquilidad a la que se refiere el resto de la clientela, «que es muy fácil aparcar, la confianza que se crea tanto con los propietarios como con la gente que viene y la terraza que tienen, donde en las mañanas de invierno pega el solecito y se está divinamente... por las tardes es otra cosa».
Bartolo también puede presumir de veteranía, tanto en Puig d’en Valls como en Can Barruguet. «Soy de aquí de toda la vida, vengo a este bar desde que era ‘Es Parral’». Respecto a la evolución del establecimiento, sentencia que «ahora está muy bien» y destaca las tertulias de bar que tiene en Can Barruguet: «Cada día arreglamos el mundo unas cuantas veces».
Tertulia
Así, las «tertulias de bar» en Can Barruguet tocan todo tipo de temas: «Desde Donald Trump, Pedro Sánchez o el ‘resort’ de Gaza hasta lo que haga falta, aquí ponemos de vuelta y media a quien sea. El único conflicto que te puedes encontrar es cuando hablamos de fútbol». Donde no hay discusión posible en Can Barruguet es sobre las afirmaciones de Pedro ‘Fornet’: «Puig d’en Valls, Es Pla de Vila, es el mejor lugar donde vivir en toda la isla: está cerca de todo, está bien comunicado y tienes todo tipo de servicios, siempre que no sea domingo claro, que lo único que hay abierto es Can Barruguet».
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