Una garceta comun en Ses Feixes d’es Prat de ses Monjes. | Rafa Domínguez

En pleno corazón de Vila, entre edificios y asfalto, un grupo de amantes de la fotografía y la ornitología ha encontrado un refugio de biodiversidad en ses Feixes des Prat de ses Monges. Este espacio natural, aunque modesto en extensión, alberga una sorprendente riqueza de fauna avícola que apasiona y atrae a observadores como Rafa Domínguez, Sebastián Candela, Jordi Serapio, Marc Marí, Elena Vázquez, Miguel Ángel Aral y Marc Torres, entre otros.

Punto de encuentro
Desde el nuevo observatorio instalado en ses Feixes, estos entusiastas comparten su experiencia capturando la vida silvestre a través del objetivo. Rafa Domínguez, fotógrafo profesional retirado tras el cierre de su mítico estudio Foto Raymar, dedica buena parte de su tiempo a documentar la fauna local: «Hay especies como la focha común (Fulica atra) que no se habían visto en Ibiza desde 2022, y este enero hemos avistado una pareja aquí. Eso significa que probablemente podamos ver polluelos próximamente, ¡todo un acontecimiento!». Rafa, que acude casi diariamente al humedal, destaca la singularidad de este entorno.

Pasión por el avistamiento
Para Rafa, la afición de fotografiar aves se ha convertido en una pasión casi adictiva: «Es como un coleccionista que, cuando tiene 10 o 20 ejemplares, necesita más y más. En nuestra jerga, llamamos ‘bimbo’ cuando avistamos una especie nueva. El otro día Elena hizo un ‘bimbo’ con un carricerín real (Acrocephalus melanopogon), y desde entonces venimos cada día con la esperanza de volver a verlo. Además, Sebas y yo alternamos nuestras visitas entre ses Feixes y ses Salines».

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Conservación global
La conexión con la red mundial de monitoreo de aves es otro aspecto fundamental: «Cuando vemos aves migrantes raras, como un morito (Plegadis falcinellus) o un alimoche (Neophron percnopterus), lo reportamos para contribuir al seguimiento global de estas especies. No es raro que la gente se sorprenda al ver nuestras fotos y piense que hemos viajado a África, cuando realmente estas imágenes se han tomado a apenas un kilómetro del centro de Vila».

El entusiasmo de Sebastián Candela es igualmente palpable. Mientras explica la dificultad técnica de fotografiar aves, una garza real (Ardea cinerea) se posa frente al observatorio y dispara rápidamente su cámara: «Cuanto más pequeño es el pájaro, más inquieto y escurridizo, lo que lo pone todavía más complicado. Pero cuando logras la toma perfecta, la satisfacción es enorme. La semana pasada pude ver un porrón europeo (Aythya ferina) en Sal Rossa, un avistamiento poco común. La constancia y la paciencia son clave en esta afición».

Valor ecológico y social
Por su parte, Jordi Serapio destaca la importancia medioambiental y social de ses Feixes: «En el pasado, estas tierras tenían un enorme valor agrícola, pero hoy lo que más destaca es su valor ecológico y como espacio público. Es un pequeño milagro contar con un rincón así en plena ciudad, especialmente en un contexto global de pérdida de biodiversidad». Jordi recalca también la necesidad de preservar este entorno: «Espacios como este no solo benefician a la fauna, sino que también ofrecen a la ciudadanía un espacio de conexión con la naturaleza».

Nuevo observatorio
Recientemente se ha instalado un nuevo observatorio en ses Feixes, lo que ha supuesto un gran impulso para la conservación del espacio. Jordi Serapio, uno de los impulsores del proyecto, destaca que «más allá de la instalación del observatorio, lo mejor es que ha servido como excusa para mejorar el espacio. Se ha arreglado toda una zona de ses Feixes, unos 15.000 metros cuadrados de suelo municipal, que se usó hace décadas para depositar escombros y sedimentos de la urbanización de Botafoc». Serapio añade que «este tipo de actuaciones contribuyen a cambiar la mala imagen que solían tener ses Feixes». Los usuarios del observatorio también celebran su creación: «Es como un magnífico regalo de Reyes», asegura Sebastián Candela. Rafa Domínguez concluye que «este segundo observatorio le da un valor añadido a la zona para que otro tipo de turismo, aficionado al medio ambiente, pueda apreciarlo». La implicación de este grupo es un ejemplo de cómo la ciudadanía puede contribuir activamente a la conservación y al conocimiento de su entorno natural.