La nueva depuradora está funcionando, pero no de manera completa por culpa del bombeo de Talamanca.

Problemas de elevada salinidad en el bombeo que recoge el caudal de la zona de Talamanca y del puerto están complicando la completa puesta en funcionamiento de la nueva depuradora de Ibiza, en pruebas desde hace meses.

Según explicaron desde la Conselleria balear del Mar y del Ciclo del Agua, el agua del bombeo de Talamanca, la única que no va a la nueva depuradora, se derivará a ésta cuando la salinidad descienda de forma considerable. De momento, y según fuentes de la Conselleria, la salinidad del bombeo sigue siendo elevada.

También recordaron que desde Abaqua trabajan junto al Ayuntamiento de Eivissa en medidas como la sensorización, localización e impermeabilización para corregir este problema lo antes posible y poder avanzar.

El Consistorio explicó que la nueva depuradora comienza a funcionar «poco a poco», sin estar todavía al 100% puesto que con Abaqua se trabaja en reducir la salinidad en la red y favorecer así la reutilización del agua.

«Hay varias cosas en marcha como la instalación de cámaras o sensores», apuntaron desde Vila.

Las obras
El pasado mes de noviembre, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico anunció la finalización de las obras y puesta en marcha de la EDAR de Ibiza, habiéndose recibido el contrato el 11 de noviembre de 2024. En esta misma fecha fue firmada la cesión de la explotación y mantenimiento a cargo de la Dirección General de Recursos Hídricos del Govern Balear.

Los trabajos de construcción de la nueva estación de depuración de aguas empezaron en diciembre de 2017, después de que el proyecto acumulara años de retraso.

En este punto es preciso recordar que la Unión Temporal de Empresas formada por Depuración y Tratamiento (Sadyt) y Sacyr Construcción S.A. consiguió la adjudicación de las obras en junio de 2016 con una oferta económica de 24,3 millones de euros, lo que representaba un descuento del 41% respecto al presupuesto inicial de licitación, que era de 41,2 millones. Esta reducción de precio provocó una prolongación inusual del proceso de licitación, que comenzó en julio de 2015.

Tras la adjudicación, la empresa constructora presentó un proyecto cuyo coste superaba el de la oferta original, lo que generó una nueva demora. El Ministerio llegó a plantearse la posibilidad de rescindir el contrato, pero finalmente se optó por reconducir la situación y pudieron empezar los trabajos. Inicialmente, estaba previsto que las obras iniciadas en 2017 concluyeran en 2021, pero la aparición de restos arqueológicos obligó a modificar el trazado, lo que conllevó retrasos.

Entre otros objetivos, las obras proyectadas contribuyen a la reducción de la generación de gases y malos olores en el proceso de tratamiento, además de a la mejora de las condiciones de las aguas costeras en las inmediaciones del punto de vertido del emisario marino y en los hábitats, zonas de baño y zonas de pesca cercanas.