Compras en el comercio de proximidad de Vila durante la camapaña de Navidad. | Alejandro Mellon

Estamos, de manera inapelable, en la era de la inmediatez. Cada día, centenares de personas entran en alguna de las grandes plataformas de venta online que, pese a no existir muchas veces de forma física, tan cerca están del consumidor. A golpe de click es posible adquirir prácticamente de todo: desde un vestido para Nochevieja, hasta el nuevo modelo del teléfono móvil de más alta gama, pasando por unos zapatos o un perfume.

Sin embargo, en ese proceso de consumo, el comercio tradicional languidece. Aquella tienda que lleva en nuestro barrio años, incluso décadas en alguno de los casos, muy a duras penas puede competir contra gigantes como puedan ser Amazon, Aliexpress o Shein. Con esta tesitura se han de enfrentar todos los pequeños comercios de Ibiza que no siempre pueden aguantar el envite. El último de los ejemplos ha sido la boutique No Logo. El pasado 30 de diciembre, en una irónica esquela, se anunciaba su muerte tras 25 años debido a una «dura enfermedad» marcada por las numerosas compras en grandes plataformas de internet. En esa misma publicación, se rogaba una autoreflexión para evitar futuros contagios y fallecimientos.

El emblemático comercio No Logo, cerrado desde el 30 de diciembre. Foto: A.M

Cierre

Pese a tratarse de una publicación llena de ironía y sacarcasmo, no dejaba de ser una reflexión sobre una situación que se puede extender a muchos otros comercios de la isla. Sobre esto reflexiona Anna Reixach, la que fuera por tantos años propietaria de la tienda No Logo, quien asegura que «pese a no poder competir a nivel de precio por un tema de logística, seguimos innovando, reinventándonos temporada a temporada y trabajando mucho en especialización y en experiencia de compra».

«Una ciudad sin pequeño comercio es una ciudad sin identidad, ni esencia, ni alma, añade Anna». Como ella, son muchos los comerciantes que son tajantes sobre la situación que vive el comercio local en nuestra isla.Encarna Planells es la presidenta de la asociación de comerciantes del centro de Vila, además de la propietaria de Gatzara. Ella no se corta en asegurar que «el pequeño comercio lo tiene muy difícil, por no decir casi imposible».

«Si no nos ayudan cada vez más habrá más puertas cerradas y oscuridad. Lo de No Logo lo vi, y creo que si no nos ayudan estamos abocados muchos a lo mismo», explica Encarna. Asegura que es una labor muy dura, en la que cada día luchan por ser cercanos al cliente, especializarse y ofrecer el mejor servicio, pero sigue siendo muy difícil.

Comercios

También en el centro de Vila está Peuets, una zapatería que lleva abierta desde el 2001. Su dueña, Mari Carmen Marí, asegura que «es muy difícil adaptarse a luchar contra las grandes compañías». Ella, msegún explica, trata de asesorar y dar el mejor servicio. Pese a ser un comercio tradicional, como tantos otros intenta adaptarse a las nuevas tecnologías: ya ha abierto una cuenta en redes sociales, trata de mantener toda la información actualizada en Google y está en proceso de crear una página web. En una situación muy similar se encuentra María Arévalo, de la tienda Los Catalanes que, como reza el cartel de su puerta, lleva abierta desde 1980. Desde su perspectiva «el día a día es complicado. Internet cada día nos daña más. Ella nota el cambio generacional tenemos clientes de toda la vida que han venido generación tras generación pero que, ahora, después de tantos años, no vienen a comprar. Esto nos afecta mucho más que las grandes superficies».

Instituciones

Para poner fin a esta sangría de los comercios de toda la vida es imprescindible la labor institucional. A nivel insular, el Consell d’Eivissa ha emprendido iniciativas como Som Comerç, una herramienta que nació en el año 2020, durante la crisis del Covid, para fidelizar a los clientes en ese pequeño comercio de proximidad de la isla. Se trata de una tarjeta de saldo en la que se acumula un 3% de las compras hasta que el consumidor decida utilizarlo para un descuento. La persona encargada de estas iniciativas es Maria Fajarnés, consellera Ejecutiva del Departamento de Promoción Económica, quien ha explicado a Periódico de Ibiza y Formentera que los convenios junto a Pimeef y Cámara de Comercio, con un importe de 100.000 euros cada uno, «permiten a estas entidades poner en marcha programas de acción para dinamizar el comercio local, además de colaboración con los diferentes ayuntamientos de la isla, con el objetivo de respaldar al comercio local y defenderlo de las agresiones cada vez mayores de una economía global y acelerada».

Pese a que Fajarnés advierte de los peligros de esa aceleración de la economía, también considera que «hay que adaptarse a los nuevos tiempos». En este sentido señala que «el informe de madurez digital presentado por el Consell a principios de año indicaba que el 74% del tejido empresarial de Ibiza todavía está en fase analógica. Tener webs actualizadas, mejorar y modernizar los sistemas de facturación, tener un departamento de innovación o redes sociales son algunas de las tareas pendientes».

En este mismo sentido se ha expresado Álex Minchiotti, concejal de Comercio del Ayuntamiento de Eivissa, el núcleo comercial más importante de la isla, quien ha argumentado que debido a lo difícil que es competir en precio frente a las grandes plataformas «deben especializarse en producto y atención al cliente». Además ha añadido que desde el Ayuntamiento están desarrollando una serie de «actividades para impulsar la innovación y la dinamización de los pequeños comercios». Sobre las características de los comercios tradicionales del centro de Vila, ha indicado que la mayoría de ellos «quedan fuera de las habituales zonas turísticas, lo que provoca que no reciban esta afluencia de gente en la temporada veraniega y hayan de ser especialmente mimados y cuidados».

Desde la Pimeef, el responsable de este ámbito, José Javier Marí Noguera, también incide en ese «valor añadido» que se le ha de dar al comercio local y señala que «si comparas Vila con lo que era hace 10 años atrás, estamos mejor que antes». Sin embargo, no quiere perder la oportunidad de incidir en que «los comercios locales están fuera de las dos calles comerciales más concurridas y necesitan una mejor comunicación y mejor iluminación». Con todo ello, parece que son muchos los esfuerzos que se han de tomar, tanto institucionales como en el imaginario colectivo, para que nuestro comercio, local, tradicional y de proximidad, no decaiga en su esfuerzo frente a las grandes plataformas online.

Una de las trabajadoras de Gatzara preparando el producto. Foto: A.M