El polémico Evaristo Soler gestionaba el vertedero ilegal.

En el primer trimestre de 2024, el Ayuntamiento de Sant Josep desplegó un operativo para desmantelar el vertedero ilegal ubicado en Cala Tarida, un foco de degradación ambiental que llevaba años acumulando denuncias vecinales y generando preocupación por su impacto ecológico. Este vertedero, situado en una finca propiedad de Evaristo Soler Cardona —figura controvertida conocida como el «pirata de Porroig» debido a sus antecedentes por fondeo ilegal—, contenía más de 170 elementos de gran envergadura, entre los que destacaban 71 vehículos, 16 grandes embarcaciones y otros residuos significativos. La situación requería intervención urgente para mitigar los riesgos medioambientales y sanitarios.

El proceso se activó tras obtener una autorización judicial en febrero de 2024, permitiendo al Consistorio entrar en la propiedad y asumir las tareas de limpieza mediante ejecución subsidiaria. La empresa adjudicataria, Herbusa, fue la encargada de llevar a cabo las operaciones con un coste de 752.436 euros, cantidad que se prevé repercutir al propietario. Durante la fase inicial del operativo, que involucró a efectivos de la Guardia Civil, la Policía Local y autoridades municipales, se realizó un inventario exhaustivo de los materiales acumulados y se evaluaron los procedimientos necesarios para su retirada segura.

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En las semanas previas, Soler Cardona había comenzado a retirar algunos de los elementos, un gesto de colaboración tardío que contrastaba con su prolongada inacción. Desde 2016, el propietario había recibido al menos tres requerimientos para la limpieza de la finca, omitiendo su cumplimiento hasta que el Ayuntamiento activó este procedimiento subsidiario. Su representación legal argumentó que la demora se debía a problemas de salud mental, mientras intentaban evitar que los costes de la operación recayeran sobre su cliente.

El plan de limpieza, diseñado con un horizonte temporal de tres meses, priorizó la gestión adecuada de los materiales más contaminantes, como residuos tóxicos y vehículos en estado de abandono. Paralelamente, las autoridades locales aprovecharon para enfatizar la importancia de la gestión responsable de los desechos, recordando que el incumplimiento de la normativa ambiental acarrea sanciones significativas.

Este caso pone de relieve los retos operativos y legales a los que se enfrentan los gobiernos locales en la preservación de los entornos naturales. La recuperación del espacio degradado en Cala Tarida no solo fue un hito en términos de sostenibilidad ambiental, sino también un ejemplo paradigmático de cómo las políticas municipales pueden abordar problemáticas de larga data mediante la cooperación interinstitucional y el cumplimiento estricto de la ley.