Fachada del mítico Bar San Juan. | Alejandro Mellon

El mítico Bar San Juan, en pleno barrio de la Marina, sirvió ayer sus últimos menús para tristeza de muchos. Discretamente -puesto que sólo unos pocos sabían de su cierre- este tradicional restaurante ibicenco puso el punto final a una larga trayectoria que comenzó en el siglo XIX.

Según rezan algunos escritos, este bar era el más antiguo de Ibiza tras ser fundado en 1874 por un vecino de Sant Joan. Comenzó como fonda al contar con comedor y unos dormitorios en el piso superior. Sus primeros clientes eran principalmente gente de paso, marinos o payeses que bajaban a Vila y necesitaban pasar la noche en algún lugar antes de regresar a sus fincas.

Toni Marí y María Marí posaron en su bar en 1997.
Foto: V. Marí, del libro ‘Gent de la Marina’

En los años 40, el Bar San Juan fue adquirido por la familia Marí, cuyos descendientes lo han estado gestionando hasta ahora. En el establecimiento, que ha mantenido el mismo aspecto de antaño, los clientes podían degustar una suculenta cocina casera, con platos típicos a precios módicos.

El pasado mes de mayo, en la sección ‘Bares de siempre’ de Periódico de Ibiza y Formentera, el actual propietario relataba cómo fueron sus abuelos -Toni y María de Can Portell- quienes en 1947 se hicieron cargo del local tras regentar el bar Can Costa, en Santa Eulària. Joan Marí, hijo de la pareja, explicaba a este rotativo que tenía seis años cuando «Guasch, el entonces dueño del San Juan, convenció a mi padre para que se quedara con el bar, así que cogimos las maletas y vinimos a Vila con mi hermana María».

Toni y María dejaron el timón del bar a sus hijos en los años 80. «Cuando llegó el IVA, mi padre no quería tanto enredo y desde entonces nos ocupamos mi hermana y yo», recordaba Joan.

No fue hasta finales de los 90 cuando la tercera generación de ‘Portells’ se hizo cargo del negocio familiar. De su infancia en el San Juan, Carlos Marí aseguraba tener miles de anécdotas y travesuras en su memoria, como cuando «me ponía en la puerta a cobrar entrada a los clientes, aunque me pilló mi abuelo y me pegó una buena ‘exereca’ y me hizo devolver una a una las monedas que había sacado».

Entre sus cuatro paredes, el San Juan atesoraba además una gran colección de fotografías de antiguos clientes expuestas en un rincón del restaurante. Entre ellas, una imagen de un grupo de jóvenes de Vila con sus mejores galas dispuestos «a partir hacia Santa Eulària en un ‘ePrimer Diumenge de Maig’», comentaban los propietarios.

La última etapa del Bar San Juan, Carlos y su equipo.
Foto: Toni P.

Entre la «gente de fuera» que frecuentaba el San Juan se encontraban personajes como Elmyr d’Hory, «que era un tipo muy especial». Marí también relataba cómo Julio Iglesias, Jethro Tull o Pink Floyd comieron allí. La cantante Sade les dijo también que después de muchos años había vuelto "para comerse unas costillas porque había dejado de ser vegetariana".

Uno de los valores que el veterano cliente subraya del Bar San Juan es «que no ha cambiado absolutamente nada a través de los años». «Lo único que cambia del bar cada año es la capa de pintura que le damos», confirma Joan, y es que el San Juan conserva incluso los ganchos que en su momento sirvieron para colgar las llaves de las habitaciones de la fonda. Las sillas y las mesas de mármol en las que todavía hoy se sirven las comidas también son las que Joan se encontró a los seis años, cuando su familia se hizo con el negocio.