José Antonio Castellano, dirige la Unidad de Atención a la Familia y a la Mujer (UFAM). | Alejandro Mellon

Desde enero de 2023, el inspector José Antonio Castellano (Jaén, 1988) dirige la Unidad de Atención a la Familia y a la Mujer (UFAM), un servicio centrado en la ayuda y asistencia a personas que, en su núcleo familiar, han padecido algún tipo de violencia. También asiste a víctimas de delitos contra la libertad sexual.

—¿Qué es la UFAM y qué servicios presta en Ibiza?

—Como sus siglas indican, es la Unidad de Atención a la Familia y a la Mujer y realiza una asistencia especializada y completa tanto a la mujer como a todos los integrantes de un núcleo familiar por delitos que pueden cometerse en su seno y también investigamos delitos contra la libertad sexual.

—¿Por qué y cuándo se consideró necesaria su creación?

—Como el resto de unidades especializadas, fue puesta en marcha cuando los organismos centrales y la Policía consideraron que era necesaria una atención más especializada, seria y centrada. Con esas siglas la UFAM se creó en 2015, aunque la atención y el servicio hacia la mujer se impulsó hace más de 30 años. De hecho, en 1986 se creó el Servicio de Atención a la Mujer y después el Grupo de Atención a los Menores, departamentos que fueron evolucionando hasta la actual Unidad creada en 2015. Se integró además un servicio de protección a las mujeres víctimas de la violencia de género que hasta entonces dependía de otra brigada.

—¿Cuántos profesionales en Ibiza la conforman ahora mismo?

—La Unidad de Ibiza cuenta con 13 policías. Como inspector, yo la encabezo y contamos además con una subinspectora, un oficial y 10 agentes. Nos dividimos a su vez en la Unidad de Protección, con un oficial de policía y tres agentes, y en una parte de Investigación.

—La asistencia a mujeres maltratadas será uno de sus principales ámbitos de actuación, ¿qué protocolo siguen nada más recibir a una de estas víctimas?

—Cuando llegan, los agentes nos derivan a estas personas porque hemos recibido una formación especializada para tener una especial comprensión y una actitud más empática, dando a la persona el tiempo que necesita e intentando convencerla de que la denuncia es la única forma de acabar con la situación que está sufriendo. El primer paso es atenderla y recoger esa denuncia. Inmediatamente, se realiza una valoración policial sobre el riesgo y, según el resultado, se aplica un protocolo de actuación en el que un policía de protección contacta con la mujer. Es decir, cada víctima que denuncia tiene asignado un policía protector que seguirá su caso hasta que éste quede inactivo. El agente le explicará las medidas de protección y cómo será el proceso judicial, intentando que la víctima no se eche atrás a la hora del juicio y corrobore lo que nos ha contado a nosotros. Si finalmente el juez decreta medidas, los compañeros de protección se entrevistarán también con el presunto agresor para asegurarse de que ha entendido el contenido y la dimensión de la medida decretada.

—¿Qué tipo de denuncias son las más habituales en la UFAM?

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—Si hablamos de violencia de género, podemos referirnos a malos tratos psicológicos que pueden haber durado desde días a años. También, recibimos denuncias por casos de agresiones físicas con lesiones corporales o incluso por amenazas o acoso. Sean de mayor o menor gravedad, en todas las denuncias por violencia de género actuamos rápidamente y, ante el más mínimo signo de que la víctima peligra, procedemos a la detención del autor.

—¿Ven muchos casos en los que las víctimas acaban retirando la denuncia?. Problemas laborales o la falta de vivienda desanimarán a muchas mujeres.

—En Ibiza tenemos el gran problema de la vivienda, lo cual es un gran obstáculo porque la mujer cree que, si denuncia, se va a quedar en la calle sin ningún medio. Lo que aquí intentamos hacer es tratar de explicarle que la sociedad y las instituciones cuentan con medios para que esto no suceda. En Ibiza, existe la Oficina de la Dona con casas de acogida precisamente para que la víctima no tenga que seguir con esa convivencia con el agresor y tenga un lugar para alojarse. Si son mujeres extranjeras, pueden encontrarse en situación irregular y tener miedo a denunciar por temor a que la Policía las vaya a expulsar del país, pero es importante señalar que eso no sucede de ningún modo. Incluso cuando hay una denuncia por violencia de género, se paraliza o no se tramita ningún expediente de expulsión. Es necesario que las víctimas conozcan estas medidas y que, cuando llegue el juicio, ratifiquen las denuncias.

—¿Atienden en la UFAM también a hombres?

—Somos la Unidad de Atención a la Familia y, por tanto, intervenimos en cualquier situación de maltrato en un núcleo familiar. Es verdad que los hombres sufren esta violencia más de tipo psicológico y es complicado que ellos vengan a denunciar. Hay que trabajar para quitar esa barrera, aunque el grueso de las denuncias que recibimos son mujeres que sufren malos tratos tanto psicológicos como físicos.

—No pueden dar cifras concretas sobre los casos atendidos, ¿pero tienen la impresión de que han crecido?

—Aquí se incluyen varios factores. Realizando un análisis, no hemos visto un incremento significativo al que no podamos encontrarle una explicación normal. Los delitos evolucionan y, conforme va aumentando una población, también lo hace el número de delitos. La cifra de víctimas ha registrado una evolución normal. El pasado año tuvimos un repunte, pero hay que recordar que en 2022 todavía se estaba saliendo de la pandemia y, a finales de aquel año, sí hubo un repunte importante. Eso provocó un efecto llamada para que las instituciones se volcaran aún más en campañas de sensibilización. En 2023 tuvimos como consecuencia un aumento de las denuncias. En estos momentos, estamos viendo una evolución normal de las cifras.

—Al igual que en la Oficina de la Dona, ¿han visto casos de agresiones sexuales grupales o de violencia vicaria?

—En el municipio de Ibiza no hemos recibido ninguna denuncia por agresiones sexuales grupales. Tampoco por violencia vicaria, aunque hemos detectado este año alguna denuncia más de violencia hacia los hijos, pero no de tipo vicaria.

—¿Qué mensaje lanzaría a las víctimas?

—Es similar desde todas las UFAM del país: que denuncien, y no sólo la víctima, sino todo el entorno familiar o vecinal. Es un delito y cualquier persona que presencie unos malos tratos puede denunciar. Estamos teniendo mucho empeño en que la denuncia es el único medio para poner fin a esos malos tratos que vienen sufriendo. La mayoría de víctimas que han fallecido no habían presentado denuncia y debemos hacer énfasis en ello.