—¿Qué es la magia para usted?
—Es una herramienta más para llegar al entretenimiento. Al final, necesitamos pasarlo bien y desconectar. Hay gente que lo hace en el teatro, otros con el baile o la música. La magia es una herramienta más para llegar a este relax y a este momento de disfrute y para eso estamos los magos.
—Es como un universo paralelo en el que prácticamente todo es posible.
—Lo intentamos.
—¿Magia o ilusionismo? ¿Qué le gusta más?
—Es lo mismo para mí. Se trata de engañar, en el buen sentido de la palabra, y que uno se lo pase bien.
—¿Cómo ha ido la temporada?
—Bien, afortunadamente bien. Ha sido una temporada extraña. Imagino que todo el mundo esperaba más ocupación, pero en la liga en la que trabajamos nosotros, que son los hoteles, ha ido bien. Como empresa, lo que hacemos es cerrar hoteles a lo largo de la temporada y cierras los seis meses. Podríamos también jugar en casas privadas o en restaurantes de lujo, pero preferimos trabajar con un cliente como los hoteles que nos garantizan seis meses. Llegamos a un entendimiento y es bueno para ambas partes.
—¿Trabaja en Ibiza y Formentera o también en la península?
—Salgo también, aunque el tema es tener tiempo. Me gustaría salir más pero, siempre que me llaman, afortunadamente ya estoy ocupado. Durante seis meses hago la temporada, fiestas de pueblo, y normalmente en noviembre la campaña del reciclaje y después ya las Navidades. Entre enero y abril te intentas dedicar un poco a ti, a la familia, y es cuando aprovechas para salir.
—¿Le enseña a su esposa cómo se hacen los trucos?
—Ella odia verlos. Además, cuando comienzo a practicarlos, por confianza, primero se los enseño y no están aún del todo trabajados. Al final, trabajo mucho frente al espejo. Grabo todos los ensayos porque, cuando haces un cambio rápido, tus ojos te engañan. Yo odio las cámaras y verme, pero es lo que hay.
—¿Cómo comenzó en el mundo de la magia?
—Me llegó de rebote. Llegué a Ibiza en 2001 como gerente de animación de una cadena hotelera. Sobre la magia conocía lo mismo que el resto y yo hacía un show de imitación de personajes, pero sin magia. Me gustaba ver a los magos y comencé a aprender para introducirlo en mi show. De allí, me picó el gusanito, fui estudiando y comencé. Como showman, recuerdo la primera vez que subí al escenario. Fue en Lloret de Mar a los 16 o 17 años. Era cuando iba a empezar Turismo y yo trabajaba en un club privado como monitor y animador deportivo. Después, vi en un anuncio que buscaban en un hotel a un animador. Nunca había trabajado en un hotel, pero fui porque tenía que hacer dos semanas de prácticas. Tras diez días, llegó carnaval y mi jefe me dijo que tendría que hacer un concurso ante unas 2.000 personas. Alguien me tocó con una varita porque, fue acabar la presentación, y tuve la suerte de que entre el público estaba el propietario de la cadena y al día siguiente firmaba el contrato y estuve siete años en esta cadena.
—Llegó después a Ibiza.
—No, afortunadamente esta cadena ofrecía también animación entre el turismo de montaña. Durante el día hacíamos animación en la nieve y después, por la noche. Viajé a Mallorca, donde se hacían producciones a lo grande, y tuve un gran rodaje. En 2001 el director de zona me comentó que si podía venir a Ibiza a dar un curso durante dos semanas en una cadena hotelera. Aquí conocí a mi pareja y de ello hace 23 años.
—¿Cómo crea su empresa Showsibiza?
—Buena pregunta. En 2001, cuando llegué, gestionaba los cinco hoteles de la compañía, pero yo venía de una dinámica donde llevaba a 64 trabajadores sólo en uno de los hoteles. Cuando vine, un hotel tenía un animador, el otro dos, y realmente se me hizo pequeño, aunque estuve muy cómodo. La monotonía me mataba. Monté mi show y empecé a rodarlo por estos hoteles. Todo surgió porque yo tenía un cabaret y las chicas, por diferentes motivos, una noche no pudieron venir. El hotel estaba a tope de gente, así que salí yo con un espectáculo de una hora improvisando y haciendo cosas que había aprendido en esos 20 años. Vi que allí podía haber algo y comencé a trabajarlo. El proceso, entre 2001 y 2024, ha cambiado muchísimo. Hoy en día, que el público aguante cuatro minutos al mismo personaje cansa. Somos una generación en la que va todo muy rápido y el personaje ahora dura 45 segundos. Intento buscar clásicos que todo el mundo conozca. Mayoritariamente, mi público son británicos de más de 60 años y, por tanto, debo buscar clásicos.
—Ahora mismo, ¿cuántos personajes hace?
—Unos 20 o 25 cada noche. Cada personaje dura un minuto y entre medias hago magia para dar un descanso al público. En los ocho primeros minutos ya has visto siete personajes y cada uno sale con un vestuario y peluca diferente. Me cambio en cuatro segundos. Cada noche vas a un hotel, con vestuarios distintos. Pasa de todo, tanto anécdotas positivas como negativas. El año pasado, por ejemplo, al salir me encontré a uno en el escenario que me estaba cogiendo dos pelucas.
—Dentro de la magia también lleva a cabo diferentes espectáculos.
—Sí, Showsibiza se fue profesionalizando y en 2005 hice mi primer espectáculo en Sa Colomina. Hasta aquel momento había rodado en los hoteles. A partir de entonces, comencé a vender mi espectáculo y en 2008 paré. Dejé la hostelería, me lancé a la piscina y comencé a vender el show. Afortunadamente, cada año fue mejor y en este camino nació la magia. Entre 2010 y 2012 intenté ir mejorando y vi que intentaba crear producciones para cada tipo de público y para cada evento. Por ejemplo, la Magia de la Navidad o de los Colores, que es un show educativo y que monté después del Covid. También tengo un circo de pulgas, un proyecto que empezó en 2015, aunque lo guardé en un cajón hasta el año de la pandemia. Es una producción que quiero mucho porque hay mucho trabajo detrás.
—¿Tiene algún mago de referencia?
—Sí, pero todo depende de en qué estilo y dónde. Todos hablamos de Copperfield o Houdini, pero realmente mi mago de referencia es Arturo Brachetti. Es el rey del cambio rápido. Está él y 10 escalones por debajo, el resto de la humanidad. Si hablamos de magia más cercana, está Luis Olmedo. Es un gran referente de la magia. Tamarit, que es un clásico.
—¿Cómo nació el Festival de Magia de Ibiza?
—Este año, los días 6,7, y 8 de diciembre tenemos la segunda edición y doy las gracias a todo el equipo de gobierno y, especialmente, a Carmen Domínguez. Recuerdo que desde hace muchos años había ido llamando a puertas y ella me contactó en junio de 2023 para decirme si quería llevarlo a cabo. Entonces, no era consciente del trabajo que supone. El año pasado trajimos a gente muy potente y yo pensaba que iba a ser imposible mejorarlo. Hoy miro quién vendrá este año y me pregunto que si el año que viene volvemos a repetir, cómo voy a superarlo. Ofreceremos cuatro espectáculos en la carpa, que supongo tendrá la misma ubicación, y cuatro shows infantiles gratuitos pero, que sean gratis, no significa que sean malos. Entre otros, vendrá el campeón de España de magia infantil.
—¿Algo más que nos quiera comentar?
—El 12 de octubre estaremos en las fiestas de Cala de Bou y estamos cerrando también las de Sant Carles. Preparamos además actividades para las fiestas de Sant Rafel.
1 comentario
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Grande Albert, muy noble y trabajador.