El profesorado del colegio supo arrancar el curso con una dosis de creatividad y buen humor. Montados en bicicletas y vestidos con ropa veraniega, gafas de buceo y salvavidas, recorrieron el patio bajo los aplausos y caras de sorpresa  | Toni Planells

Este miércoles por la mañana, el patio del CEIP Sant Carles, como tantos otros colegios de Ibiza, volvió a cobrar vida con las risas, abrazos y, cómo no, también con algo de nerviosismo y la euforia típicas de los niños y niñas que, después de las vacaciones, regresaban a clase.

Mientras algunos más veteranos corrían a reencontrarse con sus compañeros, otros que comenzaban su periplo escolar se aferraban a las manos de sus padres, resistiéndose entre tímidos pucheros ante el vértigo del primer día.

Pero, una vez más, el profesorado del colegio supo arrancar el curso con una dosis de creatividad y buen humor, dando inicio al año escolar 2024-2025 de una manera que su alumnado difícilmente olvidará.

Apenas pasaban unos minutos de las 09.00 horas cuando la directora del centro, Esperança Galmés, tomó la palabra micro en mano para dar la bienvenida desde el patio, ante la expectación de padres, madres y alumnos. A su lado, curiosamente, solo se encontraban tres docentes. «No sé cómo nos vamos a apañar este curso con tan pocos profesores», bromeó Galmés, provocando algunas risas nerviosas entre los presentes al preguntarse «si se han dormido todos el primer día de clase».

De pronto, el discurso de la directora se interrupió y, al ritmo de la banda sonora de Verano Azul, el resto del claustro hizo su aparición triunfal. Montados en bicicletas y vestidos con ropa veraniega, gafas de buceo y salvavidas, recorrieron el patio bajo los aplausos y caras de sorpresa. Dos maestras, disfrazadas de aparcacoches, guiaban a sus compañeros hasta el «aparcamiento», mientras los teléfonos móviles de padres y madres capturaban el divertido momento sin perder detalle.

El ambiente festivo no decayó en ningún momento. La directora fue presentando a cada profesor y profesora, quienes recibieron una cálida ovación antes de dirigirse con su grupo de alumnos a las aulas que compartirán durante el curso. El trayecto hacia las clases, lejos de ser rutinario, estuvo repleto de abrazos, sonrisas y saludos efusivos a las maestras y maestros, en un ambiente que reflejaba la alegría del reencuentro y el espíritu del colegio de Sant Carles.