El facultativo Juan Ezequiel Verde minutos antes de la charla con Periódico de Ibiza y Formentera. | Moisés Copa

Mismas paredes blancas, mismos espacios y mismos servicios comunes que la pasada temporada, pero diferentes son la mayoría de ocupantes que este verano están alojados en la residencia para sanitarios de Can Misses. Entre estos nuevos profesionales están los médicos de refuerzo Francisco Javier Mendoza Viteri y Juan Ezequiel Verde. En el caso del ecuatoriano Mendoza relata que su contrato es temporal para el periodo de verano, pero indica que su intención es seguir en Ibiza y continuar trabajando en el centro de salud de Es Viver.

«Me gusta hacer lo que hago aquí», destaca, explicando que actualmente está trabajando en una de las consultas para desplazados de la isla, aunque tampoco descarta poder trabajar en el Servicio de Urgencias de Can Misses, ya que, según este profesional, «es el área donde mejor se desenvuelve».
Sin ir más lejos, manifiesta que en esta consulta también atiende a pacientes en situaciones de emergencia. «Tengo una agenda de usuarios previamente citados, pero también llegan pacientes a Urgencias», destaca, resaltando que cuando llegó a la isla se tuvo que adaptar a los medicamentos recetados en España porque éstos fármacos no son «comunes» en Ecuador. Por lo demás, añade que, aunque lleva semanas en la isla, se está aclimatando muy bien al sistema sanitario pitiuso. Una adaptación que, según Mendoza, no hubiese existido sin este alojamiento en Can Misses.

Gran oportunidad

«Sin la oferta de una habitación en esta residencia no hubiese podido desplazarme a la isla. La oportunidad de estar en una residencia es increíble; es un gran empujón para después poder encontrar un piso», afirma a Periódico de Ibiza y Formentera. Sin embargo, aunque es «feliz» en la isla, echa mucho de menos a su familia.

«Mi objetivo es, con el tiempo, poder encontrar una vivienda para nosotros y asentarnos aquí. Ellos ahora mismo están en Murcia con mi hermana y yo voy a verlos todos los fines de semana», explica, mientras reconoce la gran dificultad que supone en la isla poder alquilar tanto una habitación como, en su caso, una vivienda para toda una familia.

Al preguntarle por su trayectoria profesional, este médico de Ecuador subraya que se graduó en Medicina en 2016 y desde entonces ha trabajado en su país en el Servicio de Urgencias, en Atención Primaria y en Cirugía. «Nos fuimos de mi país porque ha aumentado mucho la violencia y queríamos salir de esa situación. Fue entonces cuando se presentó la oportunidad de poder venir aquí», agrega, resaltando el apoyo ofrecido por el Área de Salud. En este sentido, afirma que la figura del coordinador de vivienda sanitaria, que se encarga de encontrar alojamientos accesibles para los profesionales, es de gran ayuda.

«Desde que llegué me he implicado mucho en la búsqueda de casa, incluso he visto varias, pero sigo analizando la situación», precisa, insistiendo en la complejidad a la hora de alquilar una casa cuando tienes familia. «Por regla general he encontrado pisos en los que conviven jóvenes y gente soltera. Por este motivo, quiero seguir analizando las opciones mientras estoy en la residencia», destaca, mientras subraya algunas de las ventajas de vivir en una de estas habitaciones. Entre ellas, la comodidad y la accesibilidad. No obstante, reconoce que la cama no es muy grande y que el aire acondicionado está demasiado frío.

Al cuestionarle por la convivencia en este espacio, añade que, especialmente, utiliza su tiempo libre para leer y pasear por Dalt Vila. En relación al problema de vivienda en la isla, indica que, en Ecuador, también se está viviendo una «situación sectorizada» en la que varios sectores laborales tienen muy difícil poder acceder a una vivienda digna, mientras otros tienen la posibilidad de hacerlo más fácilmente.

«El turismo masivo que genera la isla puede influir; creo que sería importante construir más pisos para resolver este problema también a largo plazo, ya que los turistas seguirán viniendo», apunta, haciendo hincapié en cómo esta situación provoca que sanitarios no quieran desplazarse a la isla. En relación al déficit de profesionales en algunos servicios del Área de Salud, señala que este problema se agrava mucho en verano al incrementarse la población y, por ello, hace falta mucho refuerzo sanitario. Cerca de este médico está el profesional argentino Juan Ezequiel Verde, quien asiente las palabras de su compañero.

Este médico de Familia, que se graduó en Medicina en 2018, también está alojado en la residencia de Can Misses. Explica que su contrato temporal se alargará hasta finales de octubre, pero tiene la posibilidad de extender este contrato y trabajar en Urgencias. Actualmente, explica que, como su compañero, está también en una consulta para desplazados, aunque este profesional trabaja en el centro de salud de Santa Eulària. «Voy a considerar extender el contrato mientras estoy en la residencia», precisa, haciendo hincapié en que, gracias a este servicio habitacional, puede tener durante la temporada alta un lugar fijo para dormir y, además, un margen de tiempo para poder encontrar una habitación más asequible en la isla. «Las cantidades que piden en verano son exageradas para un piso compartido; de septiembre a octubre ya bajan un poco los precios», destaca.

Coordinadora de vivienda

En este sentido, reconoce la gran labor que realiza en la búsqueda de pisos para estos profesionales Inma Soler, la coordinadora de vivienda sanitaria. «Nos envía mensajes con ofertas y siempre está muy atenta», explica Juan Ezequiel Verde a este medio, destacando que tampoco se hubiese desplazado a la isla sin este recurso habitacional en Can Misses.
Asimismo, recuerda que cuando le hablaron de la posibilidad de alojarse en esta residencia para sanitarios le sorprendió, pero no lo dudó porque era una gran oportunidad para asentarse en un lugar y trabajar en España. Sin embargo, señala que durante este tiempo en Ibiza ha estado buscando habitación, pero los precios son «desorbitados». Sin ir más lejos, ha visitado pisos de dos habitaciones por los que pedían 4.000 euros y otros más pequeños por los que solicitaban hasta 2.500 euros.
Es por eso que, según este profesional, seguirá buscando alojamiento cuando finalice la temporada alta en la isla. Respecto a su estancia en la residencia, este médico resalta que este espacio «tiene todo lo que una persona necesita para vivir bien», sin embargo, añade como punto negativo la falta de una cocina común para poder hacerse la comida.

Tampoco quiere imaginarse el día que se acabe el plazo de estancia en la residencia, cuyo plazo de finalización el año pasado fue el 31 de octubre. No obstante, según el Área de Salud, se tuvo que realizar dos prórrogas – la primera hasta noviembre y la segunda hasta enero – porque costó que la gente encontrara alojamiento en la isla. Además, no descartan que este año suceda algo similar.
«Antes terminaba la temporada y salían oportunidades, pero ahora cuesta más. Gracias a los recursos que tenemos se acaba encontrando piso, pero es verdad que es más difícil que antes. No obstante, es posible y, por eso, se siguen contratando nuevos profesionales», informan desde ASEF, mientras este profesional subrayaba entre risas que, si no da con una habitación antes de esta finalización del plazo, se atrincherará en la residencia. En relación a su trabajo como médico de Familia, en el centro de salud de Santa Eulària, afirma que atiende a todas aquellas personas trabajadoras que llegan a Ibiza para hacer la temporada turística.

En esta línea, precisa que, aunque le encanta su trabajo, en un futuro quiere trabajar en Ibiza en el servicio quirúrgico. «El ámbito clínico me gusta, pero lo mío es el quirófano», explica este médico, quien se especializó en Cirugía General. Asimismo, agrega que mientras estaba haciendo la residencia hizo los trámites para convalidar sus estudios extranjeros con el grado español de Medicina.
Al respecto, apunta que dicha homologación se retrasó dos años y que, en el caso de la especialidad, la convalidación está en trámite todavía. Respecto a su trayectoria relata que estuvo viviendo primero en Madrid y después en Marbella, donde ejerció como cirujano. «Cuando finalizó mi contrato temporal me apunté a la bolsa de trabajo de las Islas Baleares y envié un currículum; fue entonces cuando me llamaron de Ibiza y me comentaron la posibilidad de trabajar como médico de Familia», recuerda, precisando que también estuvo tres años en cuidados paliativos y otros tres años en asistencia geriátrica mientras hacía la residencia.

Habitaciones ocupadas

Por su parte, desde ASEF destacan que en la residencia para los profesionales del Área de Salud de Ibiza y Formentera están habilitadas para los refuerzos estivales ocho de las doce habitaciones ubicadas en la planta baja del edificio J porque el resto están reservadas para los hemodinamistas, para desplazamientos recurrentes de otros especialistas que vienen de Mallorca o para algunas situaciones especiales, como refuerzos del 061. También indican que hay dos habitaciones para las guardias de los MIR y otra para los familiares de los pacientes de Formentera.

«Cada vez que llega la temporada estival ampliamos plazas con la unidad de media estancia Ca na Majora. Este año sólo ha sido necesario, por el momento, utilizar 15 de las 30 habitaciones que hay en esta unidad. Hay cinco espacios libres ahora mismo que están reservados para situaciones especiales», apuntan, resaltando que esta temporada han contratado el mismo número de refuerzos que otros años, cubriendo las sustituciones, pero no han necesitado este recurso habitacional. Indicaron que estos espacios están ocupados por 13 médicos, una matrona, una enfermera y una técnico especialista en Laboratorio. En total, 15 en Ca na Majora, más las ocho de la planta baja del edificio J.

«Además tenemos cinco habitaciones reservadas para contratos que hay previstos», añaden, valorando la «gran la labor» que hacen tanto el jefe de equipo de celadores, Antonio Cruz, y el coordinador Faustino Ayala «porque son los que gestionan las entradas y la duración de la estancia evitando la saturación».

Asimismo, destacan la figura de Inma Soler, la coordinadora de vivienda sanitaria. «Su labor es encomiable. Sin ir más lejos, teniendo en cuenta el último registro, más de 60 sanitarios han encontrado vivienda a través de esta figura», agregan recordando, además, las campañas realizadas por ASEF para solventar esta falta de vivienda que sufren los profesionales sanitarios.