Rafa Ruiz sigue llevando muy mal las críticas. | Arguiñe Escandón

El delirio se apoderó del Ayuntamiento de Ibiza. Solo así se puede explicar que el socialista Pep Tur exigiera al alcalde Triguero respetar la imposición del catalán en el Consistorio y que lo hiciera minutos después de que sus compañeras de partido Rosa Rubio y Estela Terrer hayan intervenido en la sesión única y exclusivamente en castellano. Cuando esto sucede, que es lo habitual, Tur hace oídos sordos y después, como este jueves, se muestra ofendido por el maltrato que, según su particular percepción de la realidad, da el Gobierno de Triguero a la lengua de Villangómez.

Poco razonable fue también la intervención de la socialista Estela Terrer a la hora de reivindicar ante el concejal de Fiestas, Fran Torres, respeto hacia las «señas de identidad» de Vila en lo que a las fiestas municipales se refiere. Una reivindicación que sería lógica si Terrer la hubiera formulado en catalán y no en castellano. Y es que, no se puede obviar, que es el catalán la principal «seña de identidad» de la ciudad. Al menos para los progresistas.

La socialista Rosa Rubio, por su parte, también hizo una gran defensa de la inmersión lingüística en catalán al denunciar que la app con la que se alquilan las bicicletas y patinetes eléctricos en la ciudad no ofrece a los usuarios esta lengua. «La App no cuenta con el idioma de nuestra isla», ha dicho visiblemente indignada y en un perfecto castellano. Y no dudó en calificar, también en castellano, esta deficiencia como «una absoluta desconsideración hacia nuestra lengua».

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El pleno, por otro lado, vivió momentos de gran tensión con el socialista Rafa Ruiz como protagonista. El exalcalde admitió implícitamente que sigue llevando mal el resultado de la urnas. «Ya veremos cómo lleva usted perder unas elecciones», le espetó al popular Rubén Sousa, al que se refirió en alguna ocasión como «el señor X». Y es que Sousa es el principal dolor de cabeza de unos socialistas que no aceptan la espontaneidad y el españolismo del edil de Transporte Urbano, Playas y Smart City de Vila. En este caso, el enfrentamiento vino a cuenta del proyecto piloto de alquiler de bicicletas y patinetes eléctricos. Un proyecto que Rosa Rubio criticó porque, entre otras cuestiones, se ha negociado con una sola empresa y no se ha abierto a la participación de otras. Algo que Rubio insinuó que podría ser ilegal. «Si cree que incumplimos algún procedimiento, vaya al juzgado y así Rafa Ruiz no irá solo», le respondió Sousa en referencia a la reciente imputación del socialista por el ‘caso Puertos'.

Ruiz considera que Sousa está «obsesionado» con él y contestó por alusiones que «algunos asesores» del Gobierno de Triguero le informaron de que «controlarían» al concejal. «Es un ultra», afirmó el exalcalde fuera de sí, «dice mentiras».

En otro momento del pleno, Ruiz se alteró de forma visible al debatir sobre la cubierta que tendrán las pistas deportivas de Figueretes. El exalcalde acusó al Gobierno de Triguero de no informar correctamente sobre esta cuestión y a la «pseudoprensa» de, supuestamente, no entender el problema: «No se entera ni se va a enterar». Y procedió a explicar cosas como que «Isidor Macabich», en referencia a uno de los grandes fracasos de su etapa como alcalde, «será un juego de niños comparado con lo que van a liar allí». La agresividad fue in crescendo y la concejala de Deportes, Ana Ferrer, le paró los pies: «Ha venido un poquito caliente por algún otro motivo». Una frase a la que respondió el socialista dirigiéndose al alcalde: «Los que se calientan son ustedes. Se remueven en la silla cada vez que yo hablo. Triguero, dele un micrófono a cada uno que están deseándolo». Una frase a la que más tarde respondió Rubén Sousa afeándole haber ido este mes a la comisión porque «si no, no cobra»