Un momento del pleno celebrado este jueves por la mañana en Vila. | Arguiñe Escandón

Un total de 100.000 euros. Ese es el precio que el Ayuntamiento de Eivissa calcula que puede costar la retirada de las 200 sacas con caucho depositadas desde 2021 en los alrededores de las instalaciones deportivas de Can Misses. Así explicó este jueves el concejal de Limpieza, Jordi Grivé, en respuesta a una pregunta formulada por el edil de Vox Luis Astorri. Grivé afirmó que, en contra de lo que informó en su día el Ayuntamiento, no se trata exactamente de material tóxico, aunque también ha señalado que el caucho es uno de los principales orígenes de la contaminación por microplásticos, por lo que su tratamiento como residuo no es sencillo.

Este caucho procede de la obra llevada a cabo para pasar el estadio de Can Misses de césped artificial a natural. Un trabajo que ejecutó la UD Ibiza cuando logró subir a segunda división. El caucho se quedó depositado en el entorno del estadio desde 2021 y ahora, en 2024, ha sido cuando el Ayuntamiento, gobernado hoy por el PP, ha intentado poner solución al problema. Tal y como avanzó Periódico de Ibiza y Formentera semanas atrás, la concejalía de Deportes estudiaba entonces la manera de retirar las sacas, muy deterioradas por haber permanecido tanto tiempo en el exterior, así como la partida económica que tendría que destinar a este objetivo.

Pero la sorpresa ha llegado este jueves durante el pleno del Ayuntamiento correspondiente al mes de julio. El concejal de Vox Luis Astorri preguntó a Jordi Grivé sobre el estado de la retirada de las sacas. El edil de Limpieza comenzó señalando que no es material tóxico y ha recordado que procede del cambio del césped del estadio. Posteriormente, Grivé afirmó que el proyecto contemplaba la reutilización de este material. Una reutilización que se llevó a cabo pero no en su totalidad. Y es a estos restos de caucho a los que ahora hay que buscar una solución. El problema, según añadió el concejal, es que el vertedero de Ca na Putxa no puede tratar este tipo de residuos, por lo que es necesario sacarlos fuera de la isla. De ahí el elevado coste de la retirada de las 200 sacas. Algo que Grivé calificó como «otro pufo» del Gobierno del socialista Rafa Ruiz.

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La respuesta no terminó de convencer a Astorri, que volvió a preguntar a Grivé por qué han de financiar los ciudadanos esta costosísima retirada si la obra fue ejecutada por la UD Ibiza y el pliego de condiciones indicaba que era el club el que tenía que hacerse cargo. Astorri leyó en ese momento lo que indicaba este documento: «La totalidad de material extraído del terreno de juego deberá cumplir con el estudio de gestión de residuos anexo a la memoria, en el cual se recoge el transporte a vertedero y tratamiento en punto autorizado incluyendo los certificados pertinentes y exigibles por la dirección facultativa».

Una pregunta a la que Grivé contestó explicando que los servicios técnicos y jurídicos del Consistorio están estudiando ahora si esto es así. «Hay información contradictoria», ha dicho Jordi Grivé, «porque tanto en la construcción de las pistas de fútbol 7 como en la retirada del césped pone que se iba a reutilizar. Y estamos viendo ahora qué es lo correcto». Serán, pues, los técnicos los que decidan, finalmente, quién tendrá que hacerse cargo de este coste.

Ruiz, nervioso

La pregunta de Vox no agradó al socialista Ruiz, que mucho antes de que Astorri la formulara ya se ha mostrado molesto por la misma. Ruiz afirmó que este tema se está sacando ahora para ver si su gobierno hizo «alguna cosa chunga» y ha recordado que, gracias a la UD Ibiza, se han conseguido algunas infraestructuras deportivas «a coste cero». En otro momento del pleno, el socialista recriminó a Grivé calificar lo sucedido de «pufo» y le retó a pedirle a la UD Ibiza que pague la retirada de las sacas alguno de los días que vaya al palco del estadio de Can Misses. Una intervención que cortó el alcalde, Rafa Triguero, al subrayar que «serán los servicios técnicos y jurídicos los que digan quién lo tiene que pagar».