Can Rova este miércoles. | Toni Planells

Con su pareja y su hijo, Garibaldi está a punto de tener que abandonar la que ha sido su residencia improvisada durante casi dos años. Sin ni si quiera tener constatación oficial del desalojo, y con el arrendador queriéndole cobrar hasta el ultimo día, hoy tiene que partir sin saber dónde ir.

Garibaldi se ha acercado a contar su historia a los medios instantes antes de proceder al desalojo. Trabaja durante 16 horas diarias en dos trabajos diferentes, por lo que del desalojo "no había escuchado más que rumores a través de la prensa". Trabaja tantas horas para mantener una familia a la cual "ni siquiera le puede proporcionar un techo".

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Llegó a Ibiza hace casi seis años. Le estafaron en tres viviendas diferentes, motivo por el cual todavía está con juicios abiertos. Así que hace dos veranos decidió instalarse con su caravana en el asentamiento de Can Rova. Pagaba 300 euros al mes porque "era para toda la temporada". Ayer el arrendador le habló para que le pagara la mensualidad, como si nada pasara.

Considera su situación como " un abuso humano y social". Desde el miércoles pasado les cortaron la luz y ahora tienen que marchar sin tener un sitio a donde ir.