Los vecinos del edificio Ses Feixes, en Marina Botafoch, se han movilizado para echar a los okupas que desde hace más de dos semanas viven en una de las viviendas del inmueble, concretamente en el piso quinto del bloque. Para ello, estos inquilinos y propietarios del inmueble se desplazaron la semana pasada a las dependencias de la Policía Nacional para interponer una denuncia contra estos okupas por amenazas a los vecinos, allanamiento y por una supuesta plantación ilícita.

Una denuncia que no pudo ser interpuesta porque, según un vecino del edificio, el propio propietario del piso okupado ya presentó un requerimiento por esta apropiación ilegal y únicamente se puede acusar una vez al denunciado por el mismo hecho cometido. Sin ir más lejos, el presidente de la comunidad de vecinos, que vive fuera de Ibiza, se desplazó de forma urgente a su domicilio en este edificio para cambiar la cerradura, reunirse con el resto de residentes e ir a la comisaría a denunciar estos hechos delictivos que llevan padeciendo desde que estas personas okuparon el inmueble.

Más intentos

«Todo empezó con el alquiler legal a varias personas de etnia gitana del barrio de sa Penya. Tras su llegada, vinieron varios familiares que quisieron apropiarse de otros inmuebles. Intentaron okupar el ático, pero logramos echarlos», explicó una propietaria, que tiene alquilado su piso, resaltando que no pudieron evitar que se apoderaran de la vivienda ubicada en el quinto piso del edificio Ses Feixes.

En este sentido, agregó que en esta zona de Ibiza están aumentando los ‘okupas del lujo' que se organizan en mafias que buscan pisos para okuparlos y lucrarse de ello. «Este año nos ha tocado a nosotros», señaló, recordando cómo hace unos meses fueron los vecinos del edificio Azteca, ubicado también en Marina Botafoch, los que sufrieron la presencia durante más de cuatro meses de cinco okupas que estuvieron acosando y amenazando a los residentes durante este tiempo. Esta situación es la que están viviendo ahora los vecinos del edificio Ses Feixes, ya que también reciben insultos y amenazas por parte de estas personas de etnia gitana que se han apropiado de la vivienda del quinto piso. «También han causado desperfectos en zonas comunes y han intentado manipular el contador de la luz para tener electricidad gratis», apuntó e indicó que ella misma ha instalado en su puerta una cerradura antipalanca para evitar que intenten acceder.

Asimismo, agregó que los vecinos tienen miedo porque estos okupas son muy conocidos en la isla y son peligrosos: «A uno de ellos lo llaman el Rey de los Okupas. Muchos de ellos van rotando, pero siempre hay alguno en el inmueble». Manifestó que esta presencia fija ha obligado a los vecinos a instalar alarmas y contratar un vigilante de seguridad durante todo el día, que supone un gasto para la comunidad de 4.000 euros semanales. «Hay una mujer mayor viviendo en el edificio que tiene mucho miedo porque se sintió amenazada», agregó, haciendo hincapié en que cuando la situación empeoró en este sentido llamaron a la Policía, que se personó en el inmueble okupado. «Al llegar, estos inquilinos ilegales les enseñaron a los agentes un contrato de alquiler, que era falso, y lograron que los policías se fueran del edificio sin recibir ninguna sanción, lamentó esta mujer, quien adelantó que los vecinos afectados tienen el apoyo de la empresa Desokupa, especializada en el desalojo de viviendas.

El problema, según el presidente de la comunidad, es que el propietario de la vivienda okupada es una persona mayor que vive en Castellón y, aunque ha denunciado esta práctica ilegal y la denuncia está en manos de los abogados, prefiere no recurrir a esta organización «por lo que esta situación puede llegar a durar dos años más hasta que se resuelva judicialmente».

En esta misma línea, apuntaron que un representante de los residentes intentó negociar con los okupas una cantidad económica para que abandonaran el inmueble. «Nos pidieron 15.000 euros, son una mafia de profesionales. Se han visto presionados y ahora están en el piso dos personas de etnia gitana que parecen vigilantes de seguridad de una discoteca», concluyó la propietaria de una de las viviendas del edificio.

El apunte

Las zonas lujosas, el nuevo blanco de los usurpadores de viviendas

La okupación que están viviendo los vecinos del edifico Ses Feixes no es un hecho aislado. Cabe recordar que hace unos meses los vecinos del edificio Azteca, también en el barrio de la Marina Botafoch, vivieron una situación similar de usurpación ilegal de su edificio. No obstante, estos residentes lograron desokupar la vivienda de este complejo tras seis meses de lucha. Un desalojo que, según explicaron los afectados a este medio en su momento, hubiese sido imposible de ejecutar sin el servicio de la empresa de control de accesos y seguridad Hispaval, que fue contratada por el propietario del domicilio okupado al comprobar que las denuncias contra estos okupas «no servían de nada».