Homenaje a Pepita y Margalida, dos grandes cantadores

Ambas mujeres vivieron una tarde cargada de emociones, especialmente la primera al haber perdido recientemente a su marido. «Me hace sentir muy emocionada y me da mucha pena que no podamos estar todos», aseguró refiriéndose a su familia.

El acto precedió a la muestra de glosadors i cantadors de todas las islas que se organizó en el auditorio de Cas Serres dentro de las celebraciones del Día de Baleares.

«Nunca imaginé que la cançó me diera tanto porque ha sido algo que me ha nacido de dentro. Nadie me ha enseñado nada nunca y lo he hecho sin darme cuenta. Es parte de mi naturaleza, me lo he pasado muy bien cantando y he cantado lo que he querido porque no me ha costado», explicó Pepita.

Esta mujer nacida en Sant Jordi recordó cómo las monjas de su pueblo, cuando era una niña, ya la buscaban en días señalados para que recitara una poesía. «Una cantadora debe tener buena voz, memoria y un carácter especial para saber estar sobre el escenario», añadió.

También rememoró sus canciones de porfedi junto a Vicent Bufí y las innumerables ocasiones en las que ha compartido xacota con Margalida.

Tanto Pepita como Margalida expresaron su preocupación por las dificultades que existen a la hora de animar a los jóvenes a aprender a glosar o redoblar. La esperanza la encuentran en personas como Ainara, nieta de Margalida, quien parece haber heredado las virtudes de su abuela. «Me gustaría que hubiera gente que se implicara a fondo y que esto no se pierda. Es cultura y entre todos debería cuidarse y evitar que desaparezca», apostilló Roig.

La cantadora, residente en Jesús, afirmó que el homenaje de este sábado le supone cosechar todo lo que ha sembrado en el mundo de la canción a lo largo de décadas. «Es mi meta, que lo que yo pueda dejar se siga cantando dentro de 50 o 60 años y se sigan escuchando estas letras y estas canciones», añadió.

Margalida es también conocida por escribir gloses: «Cuando tengo una idea y escribo una canción, me siento bien».

Su voz puede escucharse en grabaciones de Michael Cretu y en Immaculate Ibiza, un superventas que mezclaba chill out con cançó tradicional e instrumentos payeses.

«Es un orgullo para mi familia. Una vez, en el instituto de mi nieta escucharon este trabajo y ella dijo que quien cantaba era su abuela. Nadie la creyó al principio», relató divertida.

Entre sus momentos especiales, Margalida recordó cómo recibió el encargo de escribir una canción para un grupo de ibicencos que emigraron a Argentina y regresaron a la isla años después.