Lluís Ballester. | Arguiñe Escandón

Tanto Ibiza como Formentera han sido escenario para que Lluís Ballester (Galicia, 1960) exprese todo aquello que hay que saber en relación a las redes sociales y cómo influyen en la pornografía o la prostitución. Ha asistido a una conferencia en Sant Antoni organizada por el Consistorio. Insiste en que esta práctica no ha desaparecido de las calles, aunque exista esa sensación. Simplemente, con las nuevas tecnologías ha quedado oculta, aunque se sigue cobrando demasiadas víctimas.

—En las Pitiusas ha impartido una interesante conferencia titulada ‘Redes, pornografía y prostitución'.
—He querido captar algunos cambios que se han producido con el desarrollo de las nuevas tecnologías en el mundo de la comunicación en estos últimos 20 años y que, hace más de una década, ya llegaron a nuestros móviles de manera masiva. Estos temas tienen cierta relación con el incremento del uso de las redes sociales en nuestras vidas y han provocado que haya más posibilidades de acceder fácilmente a la pornografía. Además, hablamos de los cambios registrados en el mundo de la prostitución y que están vinculados a la llegada de estas tecnologías. Es algo que tenemos muy bien investigado, y no sólo en Baleares, sino en todo el país a través de la red ‘Jóvenes e Inclusión' en la que participan cinco universidades y 13 grandes organizaciones de la sociedad civil.

—Los cambios que se habrán producido difícilmente serán en positivo.
—No todos. Casi todos los cambios tienen componentes positivos y negativos. Lo que queremos es remarcar los riesgos que proceden de esos aspectos más negativos porque podremos protegernos mejor si sabemos que existen cuestiones a las que debemos estar atentos. Un ejemplo que me gusta usar es el relativo al alcohol. Desde que tuvimos la capacidad de entender cómo nos podía perjudicar, hemos podido tener una relación más saludable con las bebidas alcohólicas porque sabemos dónde están los límites. Con las redes, en algunos temas no sabemos dónde están los límites ni qué tenemos que prevenir. Así es difícil llegar a entender por qué nuestro hijo ha podido llegar a tener un problema. Nosotros no éramos conscientes de dónde estaban los límites.

—¿Hoy en día estos tres conceptos siempre van ligados?
—Están relacionados. Si pensamos qué puede tener que ver la prostitución con las redes, es curioso. Prácticamente ha desaparecido de las calles, queda como algo residual porque captan a los clientes a partir de anuncios en Internet. Está vinculado y alguien puede pensar que la prostitución ha desaparecido, pero no. Sólo se ha ocultado de las calles. Vemos a gente muy joven, sin educación en la pornografía, que piensa en cosas que nunca pediría a sus parejas, pero que puede comprar por 30 o 20 euros. Además, los anuncios constantes hacen que sea una tentación y una posibilidad muy tóxica para gente joven. Es un tema que nos preocupa porque lo tenemos bien dimensionado y sabemos a cuánta gente está afectando. Como mínimo, debemos poner atención a este tema.

—Entre los más jóvenes se están viendo comportamientos más machistas debido a ese fácil acceso a la pornografía.
—Sí. En 2012 montamos esa red nacional ‘Jóvenes e Inclusión', entre otras cosas porque nos dimos cuenta de ese aumento de los comportamientos machistas. Llegamos a pensar durante un tiempo que era culpa del reggaeton, pero no. La pornografía y su papel en las redes era el activador. Desde invitaciones a prácticas violentas entre parejas muy jóvenes a violencia sexual en grupo, todo facilitado por la posibilidad de comunicarse a través de estas tecnologías al alcance de todos.

—Parece que algunas prácticas en redes se han llegado a normalizar, también por parte de personajes conocidos que aparecen en determinadas páginas a cambio de una compensación económica.
—Sí, venimos observando cómo la pornografía ha entrado en redes sociales y está muy normalizada, con imágenes principalmente de mujeres atractivas que aparecen en imágenes insinuantes. Se les invita a que se expongan, a entrar en este mundo y muchas veces no se dan ni cuenta, como si fuera algo muy normal y simpático porque otros lo han hecho. Es peligroso porque se capta a mucha gente joven, que puede tener problemas de autoestima. Es algo que puede provocar dificultades importantes a estos jóvenes.

—Es posible que haya padres reacios a alertar a sus hijos sobre estos temas, cuando ellos es probable que sean consumidores.
—En ocasiones, muchas personas han entrado en este mundo de la pornografía y les resulta divertido, sin saber poner límites. Vuelvo a lo del alcohol, cuando hace años éramos ignorantes e invitábamos a un niño a tomar una cerveza. Dentro de un tiempo, pasará lo mismo con la pornografía y veremos que estas conductas son muy poco recomendables. En Baleares, hay cosas interesantes y diversas para educar y concienciar. No se está haciendo mal, pero llegamos un poco tarde porque la educación sexual y afectiva es un reto para toda la sociedad. Ha habido cambios importantes para los que no estábamos preparados y debemos dar la posibilidad de crear un criterio juntos más formado y educado.

—Ser una zona turística, ¿va ligado a una mayor presencia de la prostitución?
—Claramente, el turismo es un activador de este fenómeno. Más de la mitad de los consumidores de la prostitución, de los ‘puteros', es gente que viene como trabajador temporal o como turista. Como mínimo, es algo que debe controlarse e incluso hay asociaciones hoteleras que se han manifestado en contra de este tipo de actividad porque es algo que puede afectar al turismo familiar, que intenta evitar lugares donde sean evidentes estas prácticas de forma masiva. Puede generar problemas serios para las asociaciones turísticas, que lo tienen muy claro. Si pensamos que en Baleares, al año hay unos 90.000 hombres consumidores de prostitución, un poco más de la mitad probablemente es gente en tránsito, ya sea por turismo o por trabajo.

—También es escandaloso el tema de los menores tutelados prostituidos.
—Sobre esto, nosotros hablamos de explotación sexual porque hay adultos que la promueven. Además, no sólo afecta a niños y niñas tutelados. En Mallorca se han identificado 16 de estos casos, pero nosotros con la Policía Nacional y Guardia Civil identificamos entre 2015 y 2020 un total de 35 operaciones policiales relacionadas con la producción de la pornografía infantil. Más de un centenar de menores estaban implicados y no eran tutelados, eran de familias normales. Hay mafias, pequeñas organizaciones y, aunque nos enteramos menos porque las familias quieren contener estas experiencias tan tóxicas, es algo que puede pasar a todos. De hecho, está pasando a todos. Además, los menores tutelados llevan una vida normal y los educadores no pueden poner a un policía detrás de cada uno. Son más vulnerables en cierta manera, pero están expuestos de la misma manera. Hay gente muy tóxica y mala, sin escrúpulos, que está captando a gente muy joven para sus intereses y negocios y debemos acabar con ello.

—¿Qué consejos daría a los padres que acuden a sus charlas?
—Intento acabar con cinco o seis consejos. Entre ellos, controles parentales porque hemos sido muy ingenuos al dar a nuestros hijos teléfonos o tablets desde muy pequeños. Un poco de atención constante a lo que están mirando nuestros niños. Muy pronto podrían tener acceso a contenidos que no entenderían. Precaución.