Representantes del Govern y las autoridades ibicencas, reunidos ayer en el Consell. | Daniel Espinosa

Desescalada lenta. Ibiza sigue avanzando y ayer se conocieron las nuevas restricciones que se publicarán hoy en el BOIB e imperarán en la isla durante 15 días a partir de mañana. Ibiza pasará a nivel 1 de alerta sanitaria y la principal novedad está en la hostelería. Las terrazas, con el 100 % de aforo, podrán abrir en horario ininterrumpido hasta las 22.30 horas todos los días de la semana, aunque los interiores permanecerán cerrados.


Así lo anunció el conseller de Movilidad y Vivienda, Josep Marí Agustinet, que compareció acompañado del vicepresidente del Consell d'Eivissa, Mariano Juan, tras una rueda de prensa en la que los representantes del Govern explicaron a las autoridades ibicencas las nuevas medidas que se aprobaron en el Consell de Govern extraordinario. Unas normas que no eran las esperadas y que cambiaron a última hora del jueves tras la reunión del Ejecutivo con CAEB Restauración.

Agustinet explicó que los cambios, a excepción del ya mencionado de las restauración, no son «muy importantes». Mencionó algunas modificaciones de aforo para ceremonias religiosas o espacios culturales que vienen de la mano del cambio de fase y poco más.


Sabor agridulce
Mucho más contundente fue en su discurso el vicepresidente del Consell. Mariano Juan confesó que tanto su institución como los ayuntamientos de la isla habían pedido la relajación de medidas para las terrazas y también la apertura de los interiores para «garantizar un mínimo de actividad económica».


Juan puntualizó que las medidas aprobados no son «exactamente» las que habían pedido y aunque se mostró satisfecho con que se concedieran algunos aspectos, como las terrazas, mostró su decepción por la negativa de los interiores. Aseguró que se estaba discriminando a Ibiza en comparación con Menorca, donde las cifras epidemiológicas son peores y sí tiene abiertos sus interiores con un 30 % de aforo.


No todo fueron malas palabras, ya que también quiso destacar que cuando hay unión de sindicatos, patronales o ayuntamientos «vemos que se consiguen resultados».


Buenas noticias
La que se mostró ayer satisfecha fue Verónica Juan. La presidenta de Pimeef Restauración reconoció que hubiesen preferido que se abriesen los interiores, pero calificó como una «buena noticia» las nuevas restricciones. «Viendo lo poco que hemos avanzado en los últimos meses, esto está bien. Llevábamos mucho tiempo estancados y esto es un avance más firme».


La representante de los hosteleros destacó el anuncio de que los interiores se abrirán en dos semanas. «Es importante que ya esté sobre la mesa y es de agradecer y lo valoramos muy positivamente, que nos avisen del plan a seguir con antelación», explicó. Aún así se mostró prudente y se basó en la experiencia: «Está muy bien, pero hasta que no lo vea por escrito...».


Juan también destacó que el hecho de abrir de lunes a domingo de manera ininterrumpida permitirá «reactivar el empleo», ya que las anteriores restricciones «eran muy poco funcionales y nada rentables».


Por último, sobre el llamamiento de las patronales mallorquinas de desafiar al Govern y abrir los interiores, desde Pimeef lo tienen claro: «Entiendo la frustración de otras patronales, pero no fomentaremos el incumplimiento de las leyes».


Familias arruinadas
La Asociación de Bares y Restaurantes de Ibiza (ABRE) también ve con optimismo estas nuevas medidas ya que pensaban que el paisaje sería mucho más oscuro. Aún así no se olvidan de los negocios que no tienen terrazas y que siguen sin poder facturar. El portavoz de la asociación, Juan Olmos, valoró ayer que en su opinión las cifras epidemiológicas deberían permitir abrir los interiores del mismo modo que está permitido en Menorca y lamentó que muchas familias se están quedando sin salida. «Los negocios que no tienen terraza trabajan sobre todo en invierno y este ya lo han perdido. Llevan mucho tiempo cerrados y seguro que tienen deudas por lo que no podrán reclamar ayudas. Se les está dejando en una situación de exclusión administrativa», denunció.


Olmos pidió al Govern que abra los ojos y que deje de ver a la hostelería como un cabeza de turco y lo haga como la «solución». «La hostelería somos la herramienta que puede controlar que las reuniones sociales no disparen los contagios», concluyó.