Ángel Luis Guerrero, ayer, en su despacho del Ayuntamiento de Sant Josep . | Daniel Espinosa

Todavía es el primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Sant Josep, pero Ángel Luis Guerrero (San Roque, Cádiz, 1967), ya se va haciendo a la idea de su futuro lugar como alcalde, que se hará efectivo en las próximas semanas. De momento ocupa el lugar de alcalde accidental, por delegación hasta que en el próximo pleno municipal pase a serlo por renuncia de Josep Marí Ribas, tras su nombramiento como conseller balear de Vivienda y Movilidad.

—¿Cuándo recibe la noticia de que Josep Marí Agustinet se va al Govern?
—A mí me lo comunicó él mismo el jueves por la mañana en una reunión que mantuvimos. Ahí me dice que se va al Govern, que le han ofrecido la Conselleria de Vivienda y Movilidad y que le hacía ilusión emprender esta nueva tarea.

—¿Le plantea la posibilidad de sustituirle como alcalde?
—No. Creo que también él, que suele ser muy prudente, quería dejarlo en manos del partido. Tampoco se habla este tema con el resto de concejales y en aquel momento no hablamos de la sustitución ni de nada parecido. Él siempre lo que ha dicho es que yo sería el sustituto natural al ser el primer teniente de alcalde, pero ni siquiera yo se lo plantee. En aquel momento, tanto yo como el resto de compañeros, sencillamente nos alegramos por la buena noticia de tener a alguien de la Agrupación como conseller balear.

—La decisión ha tardado en confirmarse algunos días. ¿Qué había que discutir?
—Poca cosa; ha sido algo muy sencillo, ten en cuenta que desde que se hace público el viernes hasta ahora sólo han pasado seis días con un fin de semana de por medio. Pero no ha habido debate sobre este tema. Los concejales siguieron en sus trabajos, hicimos piña para ver cómo reorganizarnos y, si no se dijo antes, es porque primero se debía plantear este tema al partido, tanto en su ejecutiva a nivel insular como en la ejecutiva a nivel de Sant Josep. Todo ha ido muy fluido.

—Un cargo como el de alcalde supone todavía más dedicación si cabe que la tarea de concejal. ¿Cómo se lo han tomado en casa?
—Con alegría contenida. Yo tengo que decir que si estoy aquí es gracias al apoyo de mi mujer. Ella es una persona a la que no le gusta la exposición mediática y que, como valora más la voluntad de la persona que el acto político, muchas veces no entiende las críticas que recibimos. Me refiero más a los comentarios que aparecen en las noticias que a las noticias en sí. No entiende esa crítica feroz. De mis hijos también he recibido mucho apoyo. Así que lo llevan bien, con cierto miedo, porque es verdad que el entorno personal no lleva siempre bien esta exposición pública.

—¿Se ve presentándose como candidato en las próximas elecciones?
—Si no soy alcalde todavía [ríe].

—Bueno, lo será y es lógico pensar que pueda ser usted el candidato dentro de dos años.
—No, no me lo he planteado. Primero tengo que asumir el hecho de ser alcalde. No sé si dentro de unos meses pensaré que esta exposición no es algo que me guste. ¿Quién dice que en dos años no quiero volver a mi trabajo? No me planteo la perpetuidad en la política, no es mi objetivo. Creo que debo disfrutar del momento, cojo con ganas el timón de este barco y luego ya veremos. El PSOE tiene un sistema de primarias al que se puede presentar cualquier militante con los avales suficientes. Si me gusta, no descarto el intentar ser el candidato, pero no es algo que me plantee ahora mismo. Cuando te llega algo así, de golpe, no miras tanto al futuro como cuando es un camino que tú mismo has emprendido, supongo.

—Entrando ya en temas de política municipal, ¿cómo va la tramitación de las normas provisionales de planeamiento urbanístico?
—Ha habido ya muchas reuniones al respecto, prácticamente están terminadas a nivel técnico y falta pulir detalles a nivel político. No hay nada importante, básicamente se trata de unas calificaciones en unos terrenos en suelo rústico. El Ayuntamiento no tiene terrenos con los que dotar de servicios a ninguna parte del municipio por la mala gestión urbanística que se hizo hace años. He pedido una reunión al conseller de Territorio, Mariano Juan, para hablar de la parte política y creo que lo tendremos acabado en poco tiempo.

—¿Qué se puede hacer frente a esta falta de suelo público en materia de VPO? ¿Se podrá ampliar en algún momento el parque de vivienda pública en Sant Josep?
—Hay alternativas y es algo que tendremos que hablar, precisamente, con el conseller de Vivienda. Lo habitual es que los núcleos urbanos crezcan de forma ordenada, obteniendo los terrenos que le corresponden al Ayuntamiento por esos desarrollos. En Sant Josep, no ha sido así. Tenemos un suelo urbano colmatado, todo está construido. Los pocos terrenos que quedan hay que comprarlos, pero para comprar hace falta que alguien quiera vender. Hace falta que el Ayuntamiento haga una oferta pública de compra de terrenos y que esos terrenos sean edificables. Así que el Ayuntamiento deberá valorar comprar terrenos y sino tendremos que plantearnos buscar suelo en áreas de transición o de cualquier otra figura que permita construir vivienda de protección oficial.

—El decreto ley 3/2020 de medidas urgentes en materia de vivienda planteaba la posibilidad de adquirir edificaciones acabadas con licencia caducada. Es una opción que el Consistorio estudió en su momento. ¿Qué pasó con esto?
—Para poder aplicar el decreto, igual que con los terrenos que comentaba antes, es necesario que el titular del inmueble decida que lo quiere hacer. Una vez que analizamos los edificios que cumplían con estas circunstancias hablamos con los propietarios y todos se negaron en redondo. Son hoteles que se iban a acabar, quizás el más conocido es el de Punta Xinxó, pero no logramos avanzar en esta vía.

—¿Se pueden acabar estos proyectos?
—Casi todos ellos sí. Algunos tenían problemas judiciales, como es el caso de las edificaciones de Punta Xinxó, que salieron a subasta. Al final se trata de edificios que no son nuestros y poco podemos hacer más que intentar esta opción que, en este caso, no ha salido adelante.

—¿Veremos nuevas edificaciones en la zona de cala Vedella, ya saturada?
—Cala Vadella no está tan mal como parece. Es verdad que su planeamiento es de 1973, me parece, le hemos hecho un análisis de infraestructuras y desarrollo basándonos en ese plan parcial y está bastante en orden. Lo que eran los viales están construidos, el sistema de aguas también...es verdad que en aquella época no se pedían todo lo que son aceras y alumbrado público así que eso se debe completar. El problema más grande que tiene es la depuración. Tiene una depuradora que el Ayuntamiento no recepcionó, a pesar de que se le ofreció varias veces en el pasado. Esta infraestructura se ha ido deteriorando y ahora está funcionando a la mitad de su capacidad. Soporta el nivel de población que hay en la zona, pero en verano produce olores al no depurar bien. Este es un tema que tenemos que solucionar con Abaqua y la idea es conectar la urbanización con la depuradora de cala Tarida.

—Pero, ¿veremos nuevos crecimientos en Cala Vedella?
—No quedan tantos terrenos por desarrollar, que no crecer. En urbanismo, un crecimiento es la calificación de un terreno que es rústico y pasa a ser urbano, pero un terreno que ya es urbano se desarrolla y no quedan tantos por desarrollar. Además, ahora mismo hay una suspensión de facto respecto a la concesión de licencias en todas las unidades.

—En estos terrenos hay varias licencias vigentes que desde el Ayuntamiento se han intentado caducar.
—Efectivamente, somos los únicos que lo han intentado.

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—¿Cuántas se han intentado caducar?
—Seis, pero no sólo en Cala Vedella, algunas están, por ejemplo, en Cala de Bou. Todas se intentaron entre 2016 y 2017. Iniciamos la caducidad y, en todos los casos, por razones legales, no se han podido caducar. Presentaron alegaciones y los servicios jurídicos y técnicos se encargaron de analizar las alegaciones y resolvieron que esto no era viable. Nuestros técnicos tienen muy buen hacer y yo no tengo dudas respecto a su criterio.

—¿Cuántas se intentaron caducar en Cala Vedella?
—Tres.

—Una de ellas es en la zona de Port d'en Nebot, ¿saldrá adelante el convenio sobre esta licencia?
—Ese convenio siempre he dicho que se ha vendido muy mal. Me da la sensación de que el Ayuntamiento está en medio de una guerra de promotores y nos hemos acabado llevando los palos. Aquel suelo es urbano y tiene una licencia. Nosotros planteamos con este convenio reducir la edificabilidad, que se ampliaran las zonas verdes y que se hicieran aparcamientos a través de ese convenio. Cuando nos dimos cuenta del desastre que serían aquellas 62 viviendas que constaban en la licencia planteamos este convenio. Un proceso transparente, que sale a exposición pública. A día de hoy nadie ha pedido que se desclasifique este terreno. Nadie pone en duda que es suelo urbano. De hecho tenía una calificación hotelera que permitía más intensidad de uso y en el convenio se recalifica como unifamiliar. El convenio dice que se pueden hacer 12 viviendas, pero nada impide que sea una o seis. Además, el convenio no habla en ningún momento de viviendas de lujo.

—Son unas viviendas grandes y, por el lugar en el que están, la promotora no hace un mal cambio con el convenio.
—Si este terreno conserva la calificación hotelera que tiene, se pueden hacer todavía más grandes las casas. Nosotros planteamos cambiar la calificación, que se permitan menos casas y de un tamaño más reducido. Pero si mañana decidimos deshacernos del convenio y todo sigue igual, aquella parcela sería hotelera. Si se anula el convenio, allí se construirá como se tenga que construir. El Ayuntamiento siempre ha intentado reducir la edificabilidad y el impacto de lo que allí se construya. Ya intentamos caducar la licencia y no se pudo.

—Otro tema candente es la situación de los apartamento Don Pepe, ¿qué líneas de trabajo sigue el Ayuntamiento?
—Se trata de un tema muy delicado que afecta a la vida de muchas personas que están viviendo en un edificio que según los técnicos que lo han visto está en un estado muy peligroso. Parece que es el Ayuntamiento el que impulsa esto, pero debemos recordar que esto empieza el pasado mes de junio cuando se cae un trozo del forjado de una de las viviendas. Intervinieron los bomberos y luego los arquitectos del Ayuntamiento que nos indicaron que se debía desalojar. En cuanto a la situación urbanística, ni nosotros ni el Consell hemos encontrado una solución. Hemos hablado con el Govern y tampoco ven una solución urbanística. Y debemos tener en cuenta que es una situación urbanística que no han provocado ni los inquilinos ni los actuales propietarios. Es muy difícil darle solución legal y parece que tampoco técnica. Nosotros no la vemos. Hemos hablado con la propiedad y con su equipo técnico, tenemos a un equipo técnico externo trabajando. Pero el edificio está mal. Hay que reconocerlo y entenderlo. Lo que tenemos que hacer es encontrarle una solución a las personas.

—¿Qué solución se puede dar a las personas?
—Barajamos alguna, pero no puedo dar detalles porque sería una falta de respeto hacia los vecinos. Aunque en su momento lo hablamos con sus representantes, aunque de una manera informal, planteando la posibilidad de hacer una valoración de la situación de los vecinos para emprender alguna medida. Lo importante, insisto, siempre han sido los vecinos. No quiero ni pensar lo que pudo ser el estar en casa y que de repente te avisen de que tienes que dejarla. Debe ser terrible, pero como ya dijo ‘Agustinet' alguna solución hay que buscar. Se la estamos buscando pero no son soluciones sencillas. Construir nuevas viviendas sería una solución a largo plazo, pero el edificio no tiene ese largo plazo, según los técnicos externos. Así que tenemos que encontrar una solución inmediata y otra a medio y largo plazo.

—Tener un conseller de Vivienda que conoce todos estos problemas ¿será una ayuda?
—Siempre es bueno tener un interlocutor que conozca los problemas del lugar en el que se producen. Agustinet es ahora conseller para todas las Baleares y eso también se debe tener en cuenta. Todos los municipios tienen sus problemas, no sólo Sant Josep. Pero él conoce todos estos temas: falta de vivienda pública, los Don Pepe, el urbanismo… tendré que hablar con él, que no he podido estos días, y ver en qué se puede avanzar con el Govern. La vivienda pública es una prioridad para nosotros, la falta de terrenos es lo que nos lastra.

Guerrero mantendrá el área de Urbanismo cuando sea alcalde
El primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Sant Josep, Ángel Luis Guerrero, informó ayer de que mantendrá el área de Urbanismo cuando asuma la Alcaldía del municipio, al menos a corto plazo. Guerrero explicó que al tratarse de un de las áreas «más complicadas» y con un alto nivel de litigiosidad debido a la «herencia» que tiene, no se cree conveniente cambiar a corto plazo de titular. Sí ha informado de que dejará el área de Policía Local.

En cuanto al resto de áreas, el equipo de gobierno de Sant Josep hará cambios «mínimos» en las concejalías tras la marcha del alcalde Josep Marí Ribas, para asumir el cargo de conseller balear de Movilidad y Vivienda, y de la segunda teniente de alcalde, Ana Ribas, que ha renunciado por «motivos personales».

En cuanto a sus sustitutos, Eduardo Sánchez y Francisco Vives ya han aceptado integrarse en el Consistorio como nuevos concejales.

La dación de cuenta de la renuncia del todavía alcalde se hará efectiva en el próximo pleno ordinario del jueves 25 de febrero y a partir de ese momento se abrirá un plazo de diez días para llevar a cabo el pleno de investidura.

Guerrero justificó que no se convoque un pleno extraordinario para aceptar la renuncia de Marí Ribas porque el Ayuntamiento «funciona con toda la normalidad del mundo y no hay ninguna necesidad ni ninguna urgencia».

También agradeció la lealtad a Unidas Podemos, que «ha permitido que la recomposición haya sido una tarea sencilla».

El tercer teniente de alcalde, Pere Ribas, de Unidas Podemos, señaló que los cambios no afectarán a las áreas que tiene la formación morada como socio de gobierno del PSOE en el Consistorio, aunque no descartó que alguno de los concejales de Unidas Podemos asuma alguna de las áreas vacantes. «El pacto que firmamos es de trabajo y de objetivos, no de personas, [...] estamos dispuestos a hacer el trabajo que se nos solicite» explicó.