José Luis benítez, ayer, en el plató de Bona Nit Pitiüses. | Daniel Espinosa

El gerente de las discotecas asociadas a Ocio Ibiza, José Luis Benítez, mostró un optimismo contenido durante la entrevista realizada en TEF TV por Sonia Escribano, directora editorial del Grupo Prensa Pitiusa, Agustí Sintes, director del Periódico de Ibiza y Formentera y el presentador Toni Ruiz aunque manifestó la clara voluntad del sector de abrir en 2021.
Recordemos que las discotecas de Ibiza no han tenido actividad este verano, con todo lo que ello implica.

— Vemos que en su sector hay movimiento y con un cierto optimismo...
— Si perdemos el optimismo, no hay futuro. Este año estaba claro que no podíamos abrir, hubiese sido una irresponsabilidad y la marca Ibiza hubiese recibido un duro golpe. Al Govern les pareció bien y todo ha salido bien. Eso sí, pensábamos que nos ayudarían y nos han dejado de lado.
Ahora estamos luchando por tener una temporada 2021, siempre que la salud lo permita.

— ¿A qué se refiere con que los han dejado de lado?
— Nosotros reclamamos las ayudas para los trabajadores, pero claro también tienes que ayudar a las empresas. Si salvas a los trabajadores y dejas a las empresas, ¿dónde van a volver a trabajar cuando acaben sus ERTE?

— ¿Usted está convencido de que el año que viene abren?
— Convencido al 100% en esta realidad que vivimos, no hay nadie. Nuestra idea es abrir, por supuesto, los hoteleros quieren abrir y los restaurantes, las tiendas, todo el mundo quiere recuperar una cierta normalidad.
Seguimos reclamando la realización de pruebas PCR en origen a los visitantes, somos una isla y el acceso está controlado. Eso convertiría a Ibiza en un destino seguro.

— Precisamente hemos sabido que España va a pedir PCRS a los visitantes, 6 meses después, pero al final les han hecho caso...
— Esta «bomba atómica» que nos ha caído ha pillado a todos los gobiernos en paños menores, lo que sí es verdad es que unos han demostrado ser más resolutivos que otros. En nuestro país hemos demostrado durante esta pandemia mucha irresponsabilidad.
En Ibiza ha habido gente que ha abierto y ha hecho fiestas y ha acusado a los turistas, cuando en Ibiza no habían entrado turistas todavía y los que se iban de fiesta era gente de aquí.

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— ¿Manejan ustedes algún escenario de contingencia intermedia?
— El aire libre parece ser lo mejor para evitar contagios, por tanto los locales que tienen grandes terrazas tienen mejores posibilidades. Aunque haya vacunas o controles de acceso, se da por hecho que el aforo se va a mover, con lo que cada empresa deberá hacer sus números y decidir si es rentable o no abrir puertas.
Lo que está claro es que el escenario no se va a parecer en nada a estos años anteriores, tardaremos unos años en recuperar una cierta normalidad.

— ¿Qué expectativas notan ustedes entre su clientela?
— Hay muchas ganas de fiesta y yo creo que todos lo necesitamos.

— ¿Han pensado en pedir una «moratoria» sobre la ley de ruidos para que se puedan abrir las discotecas con zonas al aire libre?
— La gente tiene derecho al descanso y Ocio Ibiza ha luchado mucho para que eso se acabe respetando. La idea no me gusta, para una ocasión puntual quizá se pudiera contemplar, pero creo que como medida permanente sería contraproducente.

— ¿Han tenido una temporada sin actividad y como usted ha dicho, los gastos continúan. Tienen las empresas del sector músculo financiero suficiente para aguantar así durante mucho más tiempo?
— Se puede aguantar como estamos haciendo, este año. Dos años seguidos, no lo veo, una nueva temporada como esta acabaría con más del 50% de los locales de ocio.

— Esta situación ha puesto en valor la buena gestión de la asociación que usted dirige, ¿lo valoran así los asociados?
— Nuestros propios socios quizás no lo valoran lo suficiente, yo estoy muy orgulloso de los logros de Ocio Ibiza en esta crisis. Las reuniones para convencer a todo el mundo que no se debía abrir, no han sido fáciles y hay que recordar que hay muchos locales que no forman parte de la asociación y eso nos hace más débiles. Somos un sector frágil, precisamente por esa falta de unión.