Mientras muchos padres y madres llevaban a sus hijos al colegio y profesores y directores de centros escolares se las apañaban para que todo el mundo comprendiera las nuevas medidas que regirán la vida de los alumnos durante este curso escolar, la Junta del personal docente no universitario de Ibiza y Formentera dio una rueda de prensa frente a la Delegación Territorial de Educación de las Pitiusas para llevar a cabo una serie de reivindicaciones.
Según los convocantes, el trabajo que se hecho desde el departamento que dirige Martí March «para garantizar la seguridad y la calidad educativa no es suficiente».
De hecho, según manifestó la presidenta de la junta, Joana Tur, a la puerta de la delegación, «desde la Conselleria no se ha sabido dar respuesta a las necesidades reales que implica iniciar un curso con las garantías suficientes de calidad educativa para todo el alumnado y de seguridad sanitaria para la comunidad educativa».
En este sentido, Tur aseguró que «en situaciones excepcionales se requieren medidas excepcionales en dos puntales tan básicos de nuestra sociedad como son la educación y la sanidad. , En el caso de las Pitiusas, la situación de pandemia actual no ha hecho sino agravar y hacer más patentes unas carencias que es hora de hacer frente con decisión».
Aumento de presupuesto
Por ello, la principal reivindicación fue el aumento del presupuesto destinado a Educación en un 1,75%. En total y según explicaron desde la junta, en Baleares este presupuesto es de un 3,25% del PIB, frente al 7% que recomiendan tanto el Ministerio de Educación como la Unesco, y además está por debajo de la media nacional, que es de un 4%.
Por ello, Tur pidió «que se llegue como mínimo al 5% debido a la situación excepcional que nos deja la llegada del coronavirus». Un aumento presupuestario que, según la Junta, se podría destinar a reducir las ratios en las Pitiusas y Baleares, tener más infraestructuras para los centros educativos, más recursos para el alumnado y los docente y contratar más profesorado».
Falta de profesores
Precisamente el aumento del profesorado también estuvo entre sus demandas porque, según Tur, «es una necesidad que aunque las Pitiusas arrastran desde siempre ahora es más urgente que nunca».
También analizaron la redistribución de profesores especialistas y los que se dedican a coordinar distintas áreas, apoyos y actividades extraescolares. Según la junta, en el caso de los primeros «al desaparecer por completo y convertirse en tutores, se genera pérdida de calidad de la enseñanza» mientras que en el resto de casos, «los docentes están muy preocupados porque se resienten aspectos fundamentales y nuevos proyectos iniciados en cursos anteriores relacionados con nuevas metodologías de aprendizaje».
Asimismo, Joana Tur aseguró que la falta de espacios para habilitar aulas y de profesores, y la imposibilidad de muchos centros para cumplir con los ratios de 16 y 17 alumnos por curso «supondrá una pérdida de calidad educativa y una desigualdad entre los centros de las Pitiusas, ya que no se podrá ofrecer las mismas posibilidades a los alumnos».
Por último, recordó que la nueva situación «cargará de más trabajo al profesorado» y criticó abiertamente que los profesores asuman tareas propias de sanitarios. «Son educadores y están formados para ello y no sanitarios que necesitan una educación específica para poder responder correctamente en caso de que se produzca algún contagio».
Vuelta al cole
La fuerte lluvia que cayó ayer durante apenas unos minutos en algunas zonas de Ibiza se convirtió en un invitado inesperado en la vuelta a las aulas. De hecho, complicó aún más una jornada matinal marcada por algunos lloros, distancias de seguridad, geles hidroalcohólicos y mascarillas entre los mayores de seis años y los padres.
En algunos centros no fue fácil mantener la distancia de seguridad por más que lo intentaron los progenitores. Todos ellos, equipados con mascarillas protectoras, intentaron por todos los medios que sus hijos no se juntaran con sus compañeros de clase mientras esperaban en la puerta. En muchos casos fue casi imposible ante las ganas de volver a juntarse, abrazarse y jugar con amigos que hace tanto tiempo que no veían.
También se generó algo de confusión, sobre todo al principio, con las nuevas entradas que han habilitado los centros y con el tema de que los padres no pudieran entrar con los niños al colegio teniendo que esperar fuera a que los recogiera un tutor. Y es que hubo más de un caso en el que han sido los propios mayores a los que les costó separarse de sus hijos mientras estos entraban con ganas de formar parte de su grupo de convivencia estable en el que tendrán que estar a partir de ahora.
Una vez dentro del centro, los pequeños demostraron llegar muy bien enseñados de casa, siguiendo todas las indicaciones de sus maestros en temas como la higiene de manos, el uso de geles hidroalchólicos y en el caso de los más mayores el uso de la mascarilla y la distancia de seguridad.
7 comentarios
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Por lo que leo, hacer trabajo telemático desde casa, es no trabajar, usar nuestros ordenadores, teléfonos privados para poder llegar a los niños, es quedarnos con los brazos cruzados, dar clase y después corregir uno a uno los trabajos de los niños, en ocasiones durante 10 horas seguidas sin poder atender a nuestros hijos no es trabajar, que algunos padres nos agredan verbalmente sin antes preguntar, leer o informarse, es lo normal porque somos profesores. Somos los ignorantes, los que no sabemos hacer las cosas, todos lo solucionan mejor, no puedo llegar a entenderlo. Menos mal que algo debemos hacer bien para que los niños nos quieran.
Simplemente no se ha hecho nada y eso que ha habido mucho tiempo desde el 16/03/2020.
En qualsevol escenari A,B ó C, la feina dels docents sempre estarà mal vista per quatre dessarrapats que no tenen ni idea del que és aqueixa professió. No tenen un extra per posar ses nostres vides en risc, tampoc el tenen d'altres i treballen igual sí, però tenen altres condicions de seguretat, convido a qualsevol a estar a una habitació de 35 o 40 m2 amb 20 personetes innocents durant 6 hores tancats ... i llavors ja direu ....
Como podéis comparar cajeras de súper o de banco con profesores? En todos los lados se han disminuido aforo. Un cajero atiende a un cliente como mucho 1 minuto frente a los 40 minutos en un aula cerrado de un profesor (y da igual que 10 o 20 alumnos). Además no puedes comparar adultos con niños en el sentido de comportamiento.
Los padres no se quejarán de la inseguridad en los colegios porque para estar en los parques de cháchara con los niños apelotonados, no tienen ningún problema.
Si la gestión de una administración pública (la de educación en este caso) ha sido deficiente o negligente, no solo hay que decirlo, hay que exigir acciones y medidas que apunten en la dirección correcta para que haya una la mejor respuesta y planificación posibles. Ningún colectivo laboral está por encima de otro pero en estos casos, el que calla, otorga así que todos los trabajadores deben tener el derecho a reivindicar aquello que sea justo y exigible. Más en una situación tan delicada como la actual. Por último, recordar que ningún profesor pidió ser confinado en marzo. Igual que otros muchos trabajadores de diferentes sectores que debieron trabajar desde casa, el confinamiento fue decretado por las autoridades sanitarias desde el Gobierno central. Antes de opinar o criticar hay que saber a dónde apuntar.
Que colectivo ha tenido garantizado desde el inicio de la pandemia condiciones óptimas de trabajo y riesgo cero de contagio? Las cajeras de los supermercados? Las auxiliares de las clínicas de la tercera edad? El personal de las gasolineras, los de los servicios sociales o los de los bancos que trabajaron dando la cara en plena pandemia? Algunos docentes (no todos, me consta) tienen aún que asumir que esto es lo que hay y que es el momento de ponerse a trabajar dando la cara, de manera presencial y salvando escollos dia a dia como hacemos todos en nuestros trabajos, sin esperar que papá Estado nos arregle todos los problemas en una crisis mundial sin precedentes para la que no hay manual de instrucciones. Harían bien en trabajar estas reclamaciones internamente, sin tanta performance, para que su colectivo no sirva perdiendo descrédito como lleva ocurriendo desde marzo. Se juegan mucho para no quedar etiquetados definitivamente como el colectivo más o solidario de esta crisis.