Agnès fue la encargada de este año de encender la tradicional sitja que quemará durante tres días. | Daniel Espinosa

El humo de la sitja (horno de carbón) hace muchos años que no es habitual verlo en los campos ibicencos. Lo que antes era una herramienta vital entre los pitiusos para producir carbón, hoy se ha convertido en una vieja tradición que aún pervive gracias a la Asociación de Vecinos de Santa Agnès de Corona. Hace 12 años que se propusieron poner en valor el patrimonio ibicenco con el objetivo de rememorar los viejos oficios y costumbres del campo y cada año crean una sitja cuyo encendido se ha convertido en un acontecimiento ineludible en la isla. El promotor de este entrañable proyecto es Toni Boned, propietario de la finca sa Rota d'en Coca, lugar que se convirtió en el escenario de esta fiesta conmemorativa.

«Hay gente que no había oído hablar de este utensilio. Es una satisfacción mostrar las tradiciones antiguas de nuestra isla a las nuevas generaciones», explicó Boned. Otra de las implicadas en este proyecto es la presidenta de la Asociación de Vecinos de Santa Agnès, María Ferrer, que ayer no paraba ni un segundo para que todo saliera bien. Mientras amasaba el pan para hacer cocas de sobrasada, coquetes, explicaba a los asistentes el orgullo que le supone promover las actividades del campo que se están perdiendo. «Hace tiempo que veíamos que nuestras costumbres quedaban en el olvido, por eso nos pusimos manos a la obra con la ayuda de los abuelos del pueblo que nos contaron todo lo relacionado con estos oficios», afirmó Ferrer.

La encargada de encender este año la sitja fue Agnès, hija de Toni y María. «Llevo viendo esta costumbre en mi casa desde que tenía cuatro años, estoy orgullosa de hacerlo y espero seguir con la tradición», manifestó.

Otro de los utensilios antiguos que se muestran en la finca es el horno de cal, que ayer no paró de arder ni un segundo para cocinar las ansiadas coquetes de sobrassada pagesa. «Hicimos una matanza de un cerdo de 300 kilos, y nos salieron unos 170 kilos de sobrasada y butifarra para degustar todo este fin de semana», señaló Ferrer.


El buen ambiente creado en la finca durante estos días se nota; todos los vecinos de la asociación están dispuestos a echar una mano en cualquier trabajo que se les requiere. De hecho, algunos de ellos hasta hacen noche en la finca durmiendo en tiendas de campaña para controlar toda la instalación. Algunos hijos de los miembros de la asociación también colaboran en las tareas. «Ellos juegan de día, les explicamos cómo hacer los oficios, y de noche amasan pan, hacen ‘coquetes' y se lo pasan estupendamente», explicó Ferrer.
Además, en la finca se expone maquinaria agrícola antigua ya que tienen uno de los primeros tractores que llegaron a la isla, y también moderna, carros y aperos del campo.


Taller de Paret Seca
Otra de las actividades realizadas ayer fue el taller de paret seca impartido por el maestro Vicent Marí Palermet. En este taller, los asistentes aprendieron a construir un muro seco a base de piedra sin mortero cuya técnica consiste en la colocación de piedras de diferente tamaño y su respectivo relleno. «La paret seca es una construcción tradicional del campo ibicenco y con ella se gana tierra cultivable y se evita así la erosión y los daños producidos por las lluvias», señaló Marí.

Más allá del valor paisajístico y patrimonial, juega un papel fundamental en la conservación del suelo en tierras con mucha pendiente y de lucha contra la erosión.
«En los años 80 se empezó a utilizar el encofrado de hormigón armado para hacer los muros, la desventaja que advirtieron fue que los muros se caían sin avisar; eso no ocurre con la paret seca ya que te avisa antes de derrumbarse», subrayó Marí.

Las fiestas de la sitja concluirán mañana con una muestra de artesanía de trajes típicos ibicencos a partir de las 10.00 horas y una frita de porc que preparará la agrupación vecinal para más de 400 comensales.