Esta edición presentó la novedad de que los allí presentes pudieron torrar su propia carne a la hora de la comida.
La feria congregó a cerca de 70 expositores de dentro y fuera de la isla, que pudieron exhibir sus destrezas, amor a determinados objetos o incluso hacia los animales.
Desde podencos ibicencos hasta motos o coches antiguos, pasando por utensilios artesanales como esparteñas y cestos; todo esto y mucho más cupo en este evento.
Además se celebro el III Concurso de Pintura al Aire libre, para el que se destinaron hasta 2.000 euros en premios para los concursantes.
La animación del evento corrió a cargo de la agrupación Mals Esperits, que realizaron un correfoc por el entorno. Otra de las actuaciones fue la de la colla es Broll, que hizo mover el esqueleto a los asistentes con una ballada pagesa popular.
Uno de los alicientes fue el concurso de Vi Pagès. El premio especial, que agrupaba a los blancos, rosados y dulces, recayó en Bartolo Clapés de Can Curreu; y el de los vins negres, fue José María Roig de Can Roig Ferré.
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