Marta Recio, durante la entrevista con Periódico de Ibiza y Formentera.
La doctora especialista en Ginecología y Sexología Marta Recio, de Grupo Policlínica, habla con Periódico de Ibiza y Formentera sobre el Día Europeo de la Salud Sexual, que se celebra hoy.
—¿Por qué cree necesario que se celebre este día? ¿Falta concienciación?
—La Alianza Europea para la Salud Sexual decidió, y muy acertadamente, que el día de San Valentín fuera también el Día Europeo de la Salud Sexual. Que el día del amor romántico y amor erótico pase de ser un día de regalos y amor idealizado y se recuerde la importancia de la salud sexual, del respeto de los derechos sexuales y disfrutar así de un amor «lleno de salud» es algo esencial. Por otro lado, no hay que olvidar la gran barrera que hay para hablar de enfermedades de transmisión sexual o problemas en nuestra sexualidad en lo que respecta a la relación médico y paciente. Muchas personas no se atreven a preguntar a sus médicos por vergüenza a ser juzgados; aún hay médicos que temen hacer ciertas preguntas por no crear un ambiente hostil con el paciente, o directamente porque no están formados en sexualidad. Esto sigue siendo, aún, un problema muy importante. Por ello, debemos recordar que la sexualidad puede ser fuente de salud y placer, o se puede convertir en un problema de salud que afecte a nuestra calidad de vida y la relación con nuestra pareja. Para que la salud sexual se logre y se mantenga, los derechos sexuales de todas las personas deben ser respetados, protegidos y cumplidos. De ahí la importancia de este día.
—¿Qué es para usted la salud sexual?
—Para mí, la definición dada por la Organización Mundial de la Salud es completamente acertada: «La salud sexual se define como un estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad; no es meramente la ausencia de enfermedad, disfunción o debilidad. La salud sexual requiere un acercamiento positivo y respetuoso hacia la sexualidad y las relaciones sexuales, así como la posibilidad de obtener placer y experiencias sexuales seguras, libres de coerción, discriminación y violencia». En ella se tiene en consideración tanto el componente físico como el emocional-mental, así como la influencia de la sociedad. Va más allá del coito y de la relación de pareja. Hablamos de salud, de respeto hacia las otras personas, fomentando la protección frente a las enfermedades transmisibles y el disfrute de una sexualidad como parte integral de una vida sana, segura y feliz.
—Desde el punto de vista de la prevención, ¿qué nos recomendaría para gozar de una buena salud sexual?
—Hay varios puntos, principalmente tres. Primero, protección mediante métodos barrera como el preservativo en relaciones sexuales, sobre todo con nuevas parejas. Hay que recordar que no sólo es el embarazo lo que buscamos prevenir, sino las enfermedades de transmisión sexual (ETS). En los últimos tiempos, ha disminuido el uso de los preservativos y ha aumentado mucho la incidencia de las ETS, y esto se debe a que, por un lado, se tiene menos miedo al embarazo, porque tenemos la píldora del día después, los anticonceptivos o la posibilidad de aborto, y no se tiene consciencia de todas las enfermedades que se puedan contraer. Solo parece que viene a la cabeza cosas como el VIH o la sífilis, las cuales parecen que quedaron «extinguidas» en el pasado. Además, siempre se piensa la frase de «esto no me va a pasar mí». Hay que recordar que hay muchas otras enfermedades y muy graves, como, por ejemplo, la Chlamydia o el Virus del Papiloma Humano (VPH), causa de cáncer de cuello de útero, de ano o de pene entre otros. Segundo, es importante acudir a las revisiones ginecológicas y urológicas rutinarias, porque se diagnostican cosas que no dan síntomas. Además, debemos romper la barrera y consultar con su médico los problemas de salud sexual que se tengan, Tercero, ser asertivos. La asertividad es la capacidad de expresar los que realmente quieres sin dañar al otro al hacerlo. Esto nos va a permitir disfrutar de una vida sexual sana, en la que podamos expresar libremente nuestros deseos, respetándonos a nosotros y a los demás.
—Desde el Grupo Policlínica, ¿qué se ofrece en las consultas de Ginecología y de Uroginecología para mejorar la salud sexual de las personas?
—Tenemos la suerte de disponer de personal muy cualificado y muy cercano, siempre dispuesto a ayudar. Por un lado, desde la ginecología hacemos las revisiones rutinarias, que incluyen citología para descartar infección por el VPH, ecografía para analizar todo el aparato genital interno y consultas individualizadas por diferentes problemas. Por otro lado, desde la consulta de uroginecología (o consulta médica de suelo pélvico), vemos problemas como dolor pélvico agudo o crónico, infecciones vaginales y/o urinarias de repetición, dispareunia o dolor con las relaciones sexuales, entre ellos, problemas de vaginismo, y cualquier causa de disfunción sexual. Lo principal ante cualquier problema sexual es acudir a consultarnos para realizar un asesoramiento personalizado.
—¿Qué trata la uroginecología y cómo pueden ayudar estos tratamientos?
—En general, el perfil de paciente que llega a consulta de Uroginecología es una mujer que lleva muchos años de profesional en profesional sin encontrar a nadie que diagnostique su problema, cansada de probar tratamientos que no funcionan y llegando incluso a asumir que su problema no tiene solución; muchas veces viene, además, acarreando problemas de pareja o de sexualidad graves asociados. En la Unidad de Uroginecología disponemos de una amplia gama de posibles tratamientos que adaptamos de forma personalizada. Entre ellos, disponemos de mediaciones específicas para cada caso, aparatología como el láser vaginal, infiltración de puntos gatillo o nervio pudendo vía vaginal, cirugías personalizadas (urológicas, especiales para el dolor pélvico…). Pero no sólo eso, sino que tenemos la suerte de contar con un equipo multidisciplinar que colabora con nosotros. Tenemos ya muchos pacientes contentos con los tratamientos realizados. Lo esencial es hacer un buen diagnóstico, que el paciente entienda lo que tiene y su repercusión y se involucre en el tratamiento.
—Se dice que alrededor del 75-80 % de las personas sexualmente activas estarán en contacto alguna vez en su vida con el virus del papiloma humano. ¿Qué nos puede decir de esta enfermedad? ¿Hay suficiente información? ¿Cómo lo tratamos en Policlínica?
—Efectivamente, el VPH es una de las ETS más frecuentes. Se considera que prácticamente toda o casi toda la población sexualmente activa ha estado o estará en contacto con este virus durante su vida. Pero tener VPH no significa que definitivamente vayas a enfermarte de cáncer. En la mayoría de los casos, el VPH desaparece por sí solo en un periodo de dos o tres años, pero precisa llevar unas recomendaciones y un seguimiento por el personal sanitario. El VPH es causa de cáncer genital (cérvix, vaginal, pene, ano) como también de cáncer orofaríngeo. En otro de sus tipos, es el causante de las verrugas genitales, de rápida expansión por todo el aparato genital por ser muy contagiosas. La información acerca del VPH está al alcance todo el mundo, pero mi sensación es que solo parece interesar cuando le pasa a uno mismo o a alguien conocido. De hecho, el screening de VPH se realiza a través de la citología, y muy pocas mujeres saben realmente para qué sirve hacerlas y se quedan sorprendidas si en algún momento les da positivo por la «falta de información». Tenemos hoy en día una vacuna preventiva, que incluye los tipos más importantes de VPH causantes de cáncer e incluso de verrugas genitales. Se pone de forma gratuita y rutinaria a las niñas (y esperemos que pronto incluyan a los niños) en su calendario vacunal a la edad de 12 años, y aún hay padres que no quieren ponérsela a sus hijas. Y yo digo: «Si hubiera una vacuna contra el cáncer, ¿no se la pondrías? Pues aquí la tienes». El equipo de ginecología estamos formados para tratar todos los estadios de la infección por el VPH: desde el diagnóstico (citología, verificación de virus, colposcopia y biopsia), seguimiento del problema y eventual tratamiento, incluido el del cáncer avanzado.
—Adolescencia, embarazo, menopausia… Son muchas etapas en la vida, y la sexualidad se vive de forma diferente. ¿Algún consejo que pueda transmitir?
—Doy muchas charlas sobre sexualidad orientadas a la mujer en sus diferentes etapas, y considero que lo esencial es conocer de los cambios físicos y psicológicos de cada una de ellas, y cómo deberá adaptarse la sexualidad en cada caso. Lo más importante es estar bien informado sobre lo que puede pasar y cómo solucionarlo, y siempre de fuentes certeras (ojo con el Dr. Google). En cualquier caso, hay que venir a consultar con el personal cualificado, porque la salud sexual es parte esencial de nuestra salud y nuestra calidad de vida.
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