Ayer a las 13.00 horas y cuando buena parte de la gente, incluyendo este periodista, pensaban que las protagonistas del día grande de Sant Miquel de este año iban a ser un grupo de señoras que llegadas de Sant Antoni estuvieron a punto de interrumpir la misa cuando entraron al templo hablando en alto, aparecieron ellos. Lo hicieron discretos, casi tímidos, pero en seguida el grupo rumano Ansamblul Folkloric Purtata Secaelor puso con sus trajes, su animación y sus bailes el toque de novedad al día grande de Sant Miquel, marcado como dice la tradición por misa, procesión, ball pagès y degustación de productos de la terra.
El grupo rumano ya había dejado su huella el viernes por la noche cuando participaron en un intercambio cultural junto a la solista Teosora Cioc, los músicos Paul Angliăy Daniel Dua y sa Colla de Balansata como representación local y ayer volvieron a hacerlo. En esta ocasión lo hicieron durante la procesión, que cerraban, y en la que marcharon chicos y chicas cogidos de la mano con sus trajes tradicionales en blanco y negro, encabezados por dos músicos, uno con un saxo y otro con un acordeón, y durante sus bailes en el porche de la iglesia. Allí, los teléfonos móviles echaban humo para intentar captar la mejor instantánea, tanto del grupo rumano como de la veintena de miembros de Sa Colla de Balansat, produciéndose incluso algún que otro empujón, lógico en este tipo de circunstancias.
«Qué bonitos son sus trajes y sus bailes y qué jóvenes son sus miembros. Es una alegría que se hagan este tipo de intercambios porque así conocemos cosas de otros países y vemos cosas nuevas en las celebraciones de los días grandes», aseguró ayer Antonia, una de las llegadas en uno de los tres autobuses fletados desde Sant Antoni. Mientras, Joan y Laura, dos jóvenes de Barcelona que están pasando unos días de vacaciones en Ibiza, también estaban encantados. «No nos imaginábamos que Ibiza pudiera tener esto y nos hemos encontrado con la celebración del patrón de un pueblo pequeño del interior de la isla y casi sin quererlo hemos visto los bailes tradicionales de Ibiza y Rumanía y hemos comido productos de la isla que ni nos imaginábamos que existían».
Y también, estos dos jóvenes, sufrieron con el intenso calor que hacía sudar a todos los presentes por cualquier poro de su piel, y se sorprendieron con la traca que ya se ha convertido en una tradición de Sant Miquel para dar la bienvenida a la imagen del santo. Ésta iba orgullosa abriendo una procesión donde llamó la atención la presencia del alcalde de Sant Joan Antoni Marí, Carraca, y el presidente del Consell, Vicent Marí, llevando el estandarte del pueblo. Los dos en mangas de camisa seguro que hubieran preferido no ser una autoridad y poder haber ido en camiseta y pantalón corto.
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