En este sentido, tiró balones fuera y señaló que, «a día de hoy», el Consell no tiene constancia de que el Ayuntamiento de Vila y la empresa concesionaria hayan subsanado, por su parte, los requisitos técnicos que les correspondían. «Esto hace que nosotros no podamos seguir con la tramitación», remarcó.
Asimismo, Marí detalló que tienen que evaluar los posibles efectos negativos que puede conllevar la apertura del Cetis antes de que suceda. «Tanto Sagalés como Voromar han pedido que se tengan en cuenta las consecuencias negativas que pueden sufrir ellos porque podrían alargarse los trayectos o podrían perder clientes, entre otras cosas», dijo. Por ello, sendas empresas pidieron al Consell d'Eivissa que establezca una serie de condiciones a partir de las cuales la máxima institución tendría que indemnizarlas en caso de que tuvieran pérdidas.
Aún así, la consellera confía en que la estación empiece a funcionar lo antes posible.
Por otra parte, cabe recordar que el Consell d'Eivissa dijo hace unas semanas que asumirá el coste de entrada y salida de los autobuses del Cetis hasta que se aprueben las nuevas concesiones, a razón de 800.000 euros anuales; una situación criticada por el Partido Popular por su elevado coste y porque se «hipoteca» a la institución para los próximos 40 años.
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Bueno, mientras nadie aplace decisiones por tener que ir a una boda, todo va bien, el lujo de vivir en Ibizistán.