Los alumnos de sexto de primaria del CEIP Sant Gertrudis vendían juguetes y libros para sacar dinero para su viaje de estudios, mientras que algunos grupos que participaban en el concurso de arrossos amb pebrassos i trossos ya iban preparando el picadillo.
La Comisión de Fiestas de Santa Gertrudis celebró ayer un almuerzo pagès que reunió a gente de todo Santa Gertrudis, y otros tantos que se acercaron de distintas partes de la isla. Una jornada «sobre todo para la gente del pueblo», explicaba Bernat, presidente de la comisión. Sobre la barra estaban las ocho muestras de vino candidatas al II Concurso internacional de vino pagès. «Este año tampoco hemos conseguido a ningún participante de fuera, pero ya se animarán», decía sonriendo Bernat.
Explicaba que el jurado serían los propios participantes del concurso, que catarían a ciegas y votarían cada uno de los caldos.
En una de las mesas del concurso de arroces, Toni Riera, Vicent Riera y Joan Serra iban picando pimiento y ajo para hacer la picada. En un bol tenían los pebrassos que recogieron ayer. Explicaban que la peculiaridad de su arroz era que, además de carne de pollo y de cerdo, tenía carne de caza: un par de perdices. Sobre la mesa un porrón de vino, su contenido era candidato al concurso de vino pagès. Iba pasando de una mano a otra. Habían presentado dos muestras, una de un vino más dulce, de uva madura, y otro más seco, «mejor para acompañar la comida», explicaba Vicent Riera.
En frente estaban las cármenes de Can Llucià. Madre e hija también avanzaban los preparativos de la picada: pimiento, ñora, ajo y perejil. Para Carmen madre el secreto de un buen arroz con pebrassos es ir con cuidado con la medida de las especias.
La colla de Santa Gertrudis iniciaba su exhibición de ball pagès mientras varias mamás de niños del CEIP Santa Gertrudis iban friendo poco a poco los 20 kilos de masa de bunyols para recaudar fondos para el anhelado viaje de estudios. Junto a la olla de aceite hirviendo habían dispuesto varias cajas con romero para que los bunyols se escurrieran.
El taller de orelletes también iba destinado a esta causa. Los alumnos colaboraron haciendo las bolas de masa a las que más adelante los participantes darían la tradicional forma de la orelleta.
Mientras tanto algunos cogían su plato con sobrasada y pan para el evento sobrassada tasting. Con ese título medio en catalán medio en inglés, se buscaba dar promoción a una actividad de lo más sencilla y tradicional: comer sobrasada a la brasa. La parrilla estaba frente al recinto y la gente se acercaba a la barra de las fiestas a recoger su plato con un trozo de sobrasada, una rebanada de pan y un vasito de vino. Al pequeño almuerzo se adjuntaba una rama de romero para ensartar el embutido y poder tostarlo como se ha hecho en Ibiza toda la vida.
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