David Moss, uno de los organizadores del evento, recibía en la puerta a los participantes. «Queremos ofrecer diferentes posibilidades para fomentar la felicidad de la gente», indicaba sobre el evento que contaba con casi medio centenar de actividades que incluían yoga, danzas, música, talleres y meditación. Para Moss, el movimiento que busca esta clase de actividades es creciente en la isla. «Si con esto mejoramos espiritualmente sólo a una persona, ya habrá merecido la pena».
Espacios
En el interior todo el ambiente llamaba a la paz y al relax. Familias y grupos de amigos iban recorriendo los lagos, piscinas, jardines y terrazas. Algunos almorzaban sobre el césped o en camas balinesas mientras disfrutaban de las diferentes músicas que ambientaban cada uno de los espacios.
En la puerta de una sala entarimada se amontonaban varios pares de zapatos. En su interior un grupo de mujeres y niñas seguían los cimbreos y vueltas de Mafalda Mas. Cualquiera podía unirse a su taller La danza de la diosa. Una actividad en la que se utiliza la danza india para descubrir tres aspectos interiores: la feminidad, la meditación y el poder. En la puerta mucha gente observaba con curiosidad a las bailarinas, que según avanzaba la música iban cogiendo soltura en sus movimientos.
Bajo un baldaquino rodeado de agua varias decenas de personas seguía las indicaciones de la yogui Claudia de Priego. Alrededor muchos se sentaban en el césped y consultaban el programa, esperaban a que llegara la actividad que querían hacer, o simplemente se relajaban en un ambiente que invitaba a ello.
En frente, el Maestro del Gong, Konstantín Sagaulis, hacía vibrar sus instrumentos. Explicaba que cada uno estaba afinado con la vibración cósmica de los planetas del sistema solar. Iba de uno a otro con sus baquetas mientras la gente se sentaba a su espalda a sentir esas vibraciones.
Francesc Masó quería participar en alguna de las actividades de masaje, pero ya no quedaban plazas. Todavía no tenía que iba a hacer, pero pensaba ir a alguna de las actividades de meditación.
Otros venían más preparados, como Nadine, francesa, que vio el evento por redes sociales. Traía una esterilla para participar en un taller de yoga, aunque también quería acercarse a alguna de las charlas de espiritualidad.
Compromiso con el medio ambiente
En uno de los puestos, la organización Proartso distribuía vasos reutilizables. Atzaró inició ayer un compromiso con ellos y empezará a distribuir estos vasos en sus eventos y evitar el uso de plásticos de un solo uso. Su director creativo, Jorge Pineda, se mostraba muy contento con la respuesta de la gente de la isla a sus iniciativas. Este año han recogido 26 toneladas de plástico con la ayuda de sus buzos y voluntarios. Una parte importante de este evento fue el compromiso con el cuidado de la naturaleza y el medio ambiente.
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