La entrada cuesta 7 euros y habrá dos sesiones cada día. El viernes a las 20.00 horas en castellano y a las 21.30 horas en catalán, y el sábado al revés, es decir, a las 20.00 horas en catalán y a las 21.30 horas en castellano.
Según explicó ayer Martos a Periódico de Ibiza y Formentera, la obra que se podrá ver en la Sala Petita «no es una adaptación» de la célebre obra que escribió Chejov. Se mantiene fiel al texto aunque con algunos cambios en la puesta en escena «para que la obra se vuelva algo más contemporánea».
Así, en el escenario volverán a aparecer los dos personajes de la obra. Juanjo Torres interpreta a un viejo actor en total decadencia, que tras su última función y tras agarrarse una gran borrachera se encuentra encerrado en el teatro, y Augusto Banegas al apuntador que aparece por la noche y se convierte en el particular confesor del actor. «Al final son figuras tiernas, una delante del espejo del otro, que abren su corazón el uno al otro y con los que el espectador enfatiza muy rápidamente», resumió ayer Maruxa Martos.
Para preparar la representación Banegas, Torres y Martos han trabajado durante cuatro meses sacando tiempo de donde han podido porque ninguno se dedica profesionalmente al teatro. «Ojalá pudiéramos crear una compañía profesional de teatro en Ibiza pero, como de momento eso es imposible intentamos quedar dónde y cuándo podemos por amor al arte y siempre fuera de nuestros compromisos reales».
«Nunca dejará de estar de actualidad»
Esta es la primera obra de Anton Chejov con la que trabaja esta directora. Asegura que siempre le ha dado algo de respeto, «lo mismo que con las de Shakespeare», y que se ha decantado por El canto del cisne «porque no es de las más representadas del autor ruso» y «porque es una obra que nunca dejará de estar de actualidad».
Según Martos habla «de la situación del teatro, de esa decadencia por la que ha pasado a lo largo de su historia, de esa lucha constante que tienen los actores y directores para sacar adelante sus proyectos y de todo lo que hay que hacer para poder recuperar la ilusión cuando lo ves todo perdido y seguir mirando al futuro con optimismo».
En este sentido, la directora de la obra, también creadora de la compañía La Rita Luna, asegura que el teatro «está viviendo una nueva juventud en nuestro país demostrando que, por más que haya pasado por malos momentos, nunca va a morir». Algo que, en su opinión, se debe a varios factores.
«Las compañías están trabajando muy bien para sacar adelante nuevos proyectos y los actores que lo son de verdad siempre vuelven a subirse a las tablas porque no hay nada más bonito que sentir en directo el contacto con el público, ni nada más auténtico que sentir el subidón de representar un papel a pecho descubierto y sin poder repetir una frase».
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