EPIC denunció el pasado 8 de abril «el sistemático vertido de aguas fecales en la vía pública» en el polígono industrial de Montecristo. | Daniel Espinosa

La vida sigue igual en el Polígono de Montecristo, una zona industrial que se ha convertido en un desguace de coches de dudosa legalidad, donde uno puede deshacerse de toda la mugre que no necesita sin que nadie haga apenas nada. Esta historia se remonta a 11 años atrás en el tiempo, cuando la junta de compensación, que representa a las principales empresas que tienen sus negocios en este polígono privado, presentó un informe solicitando la recepción de la obra para que la zona industrial pasara a ser de propiedad municipal. Pepita Costa, entonces concejala de Urbanismo del Ayuntamiento de Sant Antoni, explicó que recepcionaría el polígono «cuando los propietarios arreglaran las deficiencias» que ya entonces existían. Han pasado 11 años desde entonces y Montecristo sigue siendo un polígono aparentemente sin ley.

Según explicó el Ayuntamiento en noviembre de 2017, la situación tan lamentable que vive el polígono es consecuencia de que «no fue recepcionado debido a las deficiencias que presenta en el sistema de evacuación de aguas residuales, que deben ser subsanadas por la junta de compensación del polígono». El 8 de abril, hace poco más de tres meses, el movimiento ciudadano EPIC denunció «el sistemático vertido de aguas fecales a la vía pública», lo que es motivo de queja constante por parte de los vecinos de la zona desde hace años, debido a los fuertes olores y las inexistentes condiciones de salubridad mínimas.

Esta zona industrial está totalmente abandonada, alertan constantemente los vecinos y empresarios de la zona y uno se puede encontrar de todo, desde coches abandonados y destrozados hasta mobiliario que ocupa la vía pública, barcos, lanchas y motos de agua en pésimas condiciones, colchones y sofás, botes de pintura, neumáticos, entre otros enseres abandonados. Un polígono sin ley.